Nos trasladamos a Murcia para conocer la Fundación Jesús Abandonado, con la que colabora Fundación MAPFRE. Esta fundación se formó en los años setenta para ayudar a la gente sin hogar.
En Jesús Abandonado, hoy en día, trabajan con gente en situación de exclusión social, gente sin hogar o que lo tiene pero que después de pagar el alquiler no les llega para comer.
Se trata de un grupo de trabajadores sociales y voluntarios que unidos ayudan a miles de personas al año. Una de esas voluntarias es Eva María, que va a diario a uno de los comedores de la Fundación. A servir, recoger, ayudar a comer al que lo necesita. Nos cuenta que allí se reúne, en torno a un plato caliente, gente con problemas muy distintos.
“Hay personas que tienen su vivienda, pero necesitan este servicio”, nos cuenta Eva María. Al igual que nos dice que “hay personas que están en la calle”. Por todo esto, Eva María no dudó en prestarle su tiempo a Jesús Abandonado.
Con la pandemia, los problemas de muchos de ellos se han acrecentado. Andrés, por ejemplo, de 72 años, no tiene hogar. Iba a dormir a uno de los centros y pasaba el día fuera, era un transeúnte, pero en la calle era muy vulnerable y ahora vive seguro, acogido por la Fundación. “Aquí estamos muy bien”, afirma Andrés, “desayunamos, comemos, cenamos y tenemos muchas actividades”.
La Fundación también tiene un proyecto de calle para acercarse a los que viven allí, una oficina de atención a las personas sin hogar, talleres de formación donde aprender un oficio, sacarse el carné de conducir y muchas más labores.
Daniel López es el director de la Fundación Jesús Abandonado y nos cuenta cómo se están viviendo allí las consecuencias de la pandemia, “vivimos un tsunami social de manera intermitente, hay momentos en los que se reduce y tenemos más actividad laboral”. “Hemos comprobado que, con la pandemia, hay en el comedor personas con hogar de la hostelería que no han podido aguantar con la situación”.
“Tenemos familias con hijos menores a los que les preparamos un menú infantil especial y se lo hacemos llegar”, afirma Daniel, y es que, si la situación de estas familias es complicada, se suma el hacer cola con sus niños para comer.
La Fundación Jesús Abandonado puede realizar todas sus labores gracias a subvenciones tanto públicas como privadas, “la Región de Murcia es muy solidaria, más del 50% de nuestros recursos son donaciones de nuestra población”.