Uno de cada cinco adultos puede padecer alguna patología psiquiátrica a lo largo de su vida

La doctora Olga Córdoba, psiquiatra del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, aborda en el programa ‘¿Qué me pasa doctor?’ de laSexta, cómo se diagnostican y tratan los trastornos de personalidad.

Uno de cada cinco adultos puede llegar a padecer alguna patología psiquiátrica a lo largo de su vida en España. Los rasgos de personalidad son patrones de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo.

Los trastornos de la personalidad se reúnen en tres grupos basados en las similitudes de sus características. Es frecuente que los individuos presenten a la vez varios trastornos de la personalidad. La doctora Córdoba los divide así: “el cluster A está formado por personas raras o excéntricas (Trastorno Paranoide de Personalidad o Trastorno Esquizoide de Personalidad). El cluster B son personas dramáticas o inestables (Trastorno Límite de Personalidad, Trastorno Narcisista de Personalidad o Trastorno Histrónico de Personalidad). Por último, el cluster C lo forman las personas ansiosas y temerosas (Trastorno Obsesivo-Compulsivo y Trastorno de la Personalidad por Evitación)”.

La edad en la que aparecen los primeros síntomas de trastornos de personalidad es en la adolescencia. La psiquiatra Córdobal explica cuáles son los signos de alarma: “son personas de difícil trato, con las que siempre tienes que amoldarte. Tienen unos patrones de conducta y de verse asimismos que no cumplen las expectativas comunes de su entorno y contexto cultural”.

Alrededor de un 2 % de la población sufre Trastorno Límite de Personalidad. La doctora Córdoba expresa que este tipo de trastorno de la personalidad es muy complicado porque “son personas con tal carga de sufrimiento personal y familiar y tan incomprendidas que cuando le das un diagnóstico, se tranquilizan”.

Por ello, la psiquiatra afirma que se debe realizar un buen diagnóstico precoz: “El psiquiatra que esté diagnosticando a un paciente, debe tener experiencia clínica previa, porque si no, se queda en la sintomatología y no ahonda en la identidad de la personalidad”.