Cada día se denuncian en nuestro país 90 desapariciones, tanto voluntarias como involuntarias, de las cuales se estima que dos o tres personas jamás aparecerán. Es la radiografía que ha hecho el Centro Nacional de Desparecidos, que esconde miles de nombres y apellidos de personas que no han dejado rastro e historias de miles de familias que viven con la incertidumbre de no saber.
El año pasado se registraron en nuestro país 26.356 denuncias de desaparición. Un 11.5% menos de casos que en 2018, aunque lo que más preocupa a los investigadores es que 2.451 siguen sin resolver.
Detrás de cada número hay un drama personal, un drama que se repite: la incertidumbre, las preguntas sin respuestas y las esperas interminables.
Los menores son especialmente vulnerables y aunque las alertas por desaparición son prácticamente inmediatas, el 64% de las denuncias corresponden a niños y adolescentes. Un total de 17.000 desaparecieron en 2019, de los que más de 1.500 estaban tutelados. El 90% fueron marchas voluntarias, aunque a día de hoy sigue habiendo 2.839 menores en paradero desconocido.
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