SOCIEDAD

Muere Frank Gehry, el genio del titanio que resucitó Bilbao con el Guggenheim

Uno de los arquitectos más influyentes y reconocibles del último medio siglo, ha muerto a los 96 años, dejando una obra que cambió para siempre la forma de entender los edificios culturales y el papel de la arquitectura en la transformación de las ciudades. En España su nombre quedará para siempre ligado al Museo Guggenheim de Bilbao, símbolo de un antes y un después urbano, económico y cultural.

ondacero.es

Madrid |

Frank Gehry, Príncipe de Asturias de las Artes
Frank Gehry, Príncipe de Asturias de las Artes | GettyImages

El famoso arquitecto Frank Gehry ha fallecido a los 96 años, según adelantó la prensa estadounidense, que subraya cómo sus volúmenes curvos y pieles metálicas lo convirtieron en una auténtica estrella global de la arquitectura. Su muerte cierra una carrera de más de seis décadas en las que pasó de ser un joven emigrante en Los Ángeles a convertirse en referencia ineludible del diseño contemporáneo.​

Reconocido por su audacia formal, Gehry llevó a la arquitectura a las secciones de cultura, economía y turismo de los periódicos, gracias a edificios que se transformaron en iconos urbanos y atracciones en sí mismos. El Guggenheim Bilbao, la Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles o la torre 8 Spruce Street en Nueva York son algunos de los hitos que sintetizan ese impacto múltiple.​

Una carrera de seis décadas y un Pritzker

Nacido en Canadá y criado en Estados Unidos, Gehry estudió arquitectura en la Universidad del Sur de California y urbanismo en Harvard antes de abrir su propio estudio en Los Ángeles en 1962. Durante años se movió en circuitos profesionales discretos hasta que su lenguaje, cada vez más experimental, empezó a destacar en la escena californiana de los años setenta.​

Su consagración internacional llegó con el Pritzker en 1989, el premio más prestigioso de la disciplina, que reconocía en él una combinación de talento, visión y compromiso con la dimensión cultural de la arquitectura. A partir de entonces su despacho, Gehry Partners, desplegó proyectos cada vez más complejos apoyados en nueva tecnología para materializar geometrías imposibles.​

Gehry y el “efecto Bilbao” en España

El Museo Guggenheim Bilbao, inaugurado en 1997, es la obra de Gehry que marcó de forma más profunda a España. El edificio de titanio junto a la ría convirtió una zona de antigua ruina industrial en un nuevo foco cultural y turístico que proyectó a la ciudad en el mapa internacional.​

El impacto fue tan notable que dio lugar al término “efecto Bilbao”, usado para describir cómo un gran icono arquitectónico puede catalizar la regeneración urbana, atraer inversiones y redefinir la imagen de una ciudad. Dos décadas y media después, el museo sigue citándose en escuelas de arquitectura y en debates sobre políticas urbanas como ejemplo del poder transformador del diseño.​

Un legado que redefine la arquitectura

A escala global, Gehry es visto como uno de los grandes renovadores de la arquitectura contemporánea por su ruptura con la caja funcional y su apuesta por edificios-escultura que desafían la geometría convencional. Sus obras culturales han revitalizado barrios enteros y han influido en generaciones de arquitectos que ven en él la prueba de que un proyecto puede ser a la vez complejo, popular y económicamente decisivo.​

En España, más allá de Bilbao, su figura ha alimentado debates sobre los límites entre arquitectura icónica y “espectáculo”, sobre el papel de los grandes nombres internacionales y sobre el equilibrio entre obra singular y tejido urbano. Con su muerte, se consolida la percepción de Gehry como un “clásico contemporáneo”: un creador cuya obra seguirá siendo estudiada tanto por su potencia formal como por su capacidad para cambiar la suerte de ciudades como Bilbao.​