DÍA MUNDIAL CONTRA EL SIDA

¿Cuál es la diferencia entre VIH y sida?

En el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, te contamos cuál es la diferencia entre VIH y sida, dos términos que habitualmente se utilizan de manera errónea como sinónimos, pero que no son lo mismo

Inés Romero Caro

Madrid | 01.12.2021 05:33

Una concentración en apoyo a la lucha contra el sida
Una concentración en apoyo a la lucha contra el sida | Agencia EFE

Ya han pasado 40 años desde que se conoció el primer diagnóstico de VIH en el mundo y, a día de hoy, 38 millones de personas viven con este virus, según las últimas estadísticas de ONUSIDA. Sin embargo, todavía hay mucho desconocimiento sobre la enfermedad. Uno de los principales errores que se cometen es utilizar los términos VIH y sida como sinónimos. Aunque van de la mano, no significan lo mismo y es importante diferenciarlos para conocer en qué punto de la enfermedad se está, sus posibles tratamientos y cómo evitar nuevos contagios.

Cada 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida. Una fecha marcada en el calendario con el objetivo de concienciar y resolver todas las cuestiones que giran en torno a esta epidemia. En Onda Cero te explicamos cuál es la diferencia entre VIH y sida.

¿Qué es el VIH?

VIH son las siglas de Virus de Inmunodeficiencia Adquirida. Como su propio nombre indica, es un virus que infecta las células del sistema inmunitario y las destruye o modifica su funcionamiento. Esto produce un deterioro del sistema y, por lo tanto, este no puede cumplir su función de combatir enfermedades.

El Ministerio de Sanidad lo explica de la siguiente manera: “En una primera fase, el VIH se multiplica activamente en las células infectadas. El sistema inmunitario responde disminuyendo la presencia de virus en la sangre, aunque no impide que estos sigan presentes y continúen afectando a otros órganos”.

Con otros virus lo que ocurre es que nuestro propio sistema inmunitario puede eliminarlos por completo del organismo, pero con el VIH no es posible, puesto que no tiene cura. No obstante, gracias a los avances en la ciencia, las personas infectadas pueden seguir la terapia antirretroviral (TAR) para controlar el VIH y alcanzar carga viral suprimida.

La detección precoz y un tratamiento adecuado pueden hacer que la persona portadora desarrolle una vida normal, tenga una esperanza de vida similar a la de la población sana y no transmita el virus.

¿Qué es el sida?

Sida son las siglas de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida y es la enfermedad que se puede desarrollar si se contrae el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).

Durante la evolución del VIH en el organismo, se distinguen varias etapas. El sida es la última fase y es la más grave. Cuando se llega a este punto, se produce un debilitamiento paulatino de las defensas. El cuerpo es incapaz de protegerse y puede verse afectado por cualquier tipo de enfermedad.

El sida es la última fase de la enfermedad y es la más grave

Una persona que tiene VIH no siempre llega a esta última etapa y desarrollar sida. Pero esto es algo que solo se puede conseguir a través de un tratamiento efectivo. Por lo tanto, la detección precoz del virus es determinante.

¿Cómo se transmite el VIH?

Lo que realmente se transmite entre la población es el VIH, no el sida. El Ministerio de Sanidad enumera las diversas vías por las que se puede contagiar este virus: “La sangre, el semen, las secreciones vaginales y la leche materna tienen una concentración suficiente de virus como para transmitirlo. Ello significa que el VIH puede transmitirse por tres vías: sexual, sanguínea y de madrea a hijo/a”. Añade que, para que se produzca la infección, “es necesario que el VIH penetre en el organismo y entre en contacto con la sangre o mucosas de la persona”.

El VIH puede transmitirse por tres vías: sexual, sanguínea y de madre a hijo/a

Por otro lado, la institución detalla las formas en las que no es posible contagiarse de VIH:

  • No se transmite en los contactos cotidianos: besos, caricias, baños públicos, duchas, tos, estornudos, vasos, cubiertos, alimentos, lugares de trabajo, colegios, gimnasios, piscinas.
  • Tampoco se transmite a través de la saliva, las lágrimas o el sudor, ni por picaduras de insectos o por el contacto con animales domésticos.
  • La donación de sangre no comporta riesgo alguno de infectarse.