Los jóvenes basan su ocio cada vez más en el alcohol y esta actitud se refleja claramente en los datos que arroja la encuesta estatal presentada hoy por el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco Babín. En los últimos dos años ha aumentado notablemente el consumo de alcohol entre los escolares de secundaria, de entre 14 y 18 años. El 81,9% de los estudiantes reconoce haber consumido alcohol en el último año, “una cifra muy alta que refleja la magnitud del problema al que nos enfrentamos”, ha dicho Francisco Babín.
Además, 6 de cada 10 estudiantes se ha emborrachando alguna vez, 5 de cada 10 lo hizo en el último año. La frecuencia y la intensidad del consumo de alcohol aumentan con la edad. Con 17 años casi dos tercios de los estudiantes se han emborrachado en el último año. En el caso de las chicas las cifras empeoran. Ellas consumen alcohol en mayor proporción que los chicos. El 29,2% de las escolares de 14 años reconoce haberse emborrachado alguna vez en el último año. También aumenta el consumo de bebidas alcohólicas en forma de atracón (cinco o más copas en dos horas). El 43% de los estudiantes de 16 años y la mitad de los de 17 se han atracado de alcohol en el último mes. El 53% de los adolescentes ha participado en un botellón en el mismo periodo.
Son datos que según Francisco Babín, reflejan que entre los jóvenes españoles “se está generalizando un modelo de ocio centrado en la bebida, llegando incluso a la banalización del consumo de alcohol”. Porque además los escolares no tienen grandes dificultades para conseguir alcohol, pese a que la venta a menores está prohibida. El 61,8% lo compra en supermercados y el 57,7% en bares o discotecas.
Desciende el consumo de otras drogas
La encuesta anota también un nuevo descenso en el consumo del tabaco, imparable desde 2004. En estos años el número de jóvenes fumadores de entre 14 y 18 años se ha reducido un 50%. Además aumenta la percepción de riesgo del consumo de tabaco. Más del 90% de los escolares consideran que fumar a diario es peligroso para la salud.
Respecto a los hipnosedantes, con o sin receta, el 18,5% de los adolescentes reconoce haberlos consumido alguna vez en la vida, lo que supone un repunte respecto de encuestas anteriores. Y ofrecen claramente un retroceso los consumos de drogas duras como la cocaína o la heroína, también las anfetaminas y los alucinógenos. Sí se observa un ligero repunte en el consumo de éxtasis. Y en cuanto a las drogas emergentes, vendidas mayoritariamente por internet, la encuesta refleja que las más consumidas son las setas mágicas (2,2%), el spice (1,4%) y la ketamina (1,1%)
Preocupación por el consumo de cannabis
El cannabis es la droga ilegal consumida por un mayor porcentaje de jóvenes y aunque su popularidad ha disminuido un 36% en la última década, 1 de cada 4 estudiantes lo ha consumido en el último año. El 2,7% lo hace a diario. La preocupación se dispara, sin embargo, porque el consumo que se hace es de riesgo. El 16% de los menores usuarios del cannabis corre el riesgo de padecer los problemas físicos y psicológicos que se derivan del uso de esta droga. De hecho, el consumo de cannabis origina el 94,9% de las demandas de tratamiento entre los menores.
Por último, el informe destaca que el porcentaje de consumidores de alcohol y drogas aumenta cuando lo hace también la frecuencia de salidas nocturnas. Y está además ligado a la hora de regreso a casa… El 46,8% de los consumidores vuelven al hogar entre las cuatro y las ocho de la mañana. Respecto a la percepción de riesgo, sorprende comprobar que los adolescentes no consideran peligrosa la ingesta de una o dos cañas o copas diariamente o entre cinco y seis los fines de semana. Heroína, cocaína y éxtasis son las sustancias percibidas como más peligrosas, seguidas por el tabaco, que se coloca por delante del cannabis en esta percepción.
Francisco Babín ha confirmado que el Gobierno trabaja en el proyecto de ley para establecer límites en el acceso de los adolescentes al alcohol aunque “por prudencia” ha evitado adelantar detalles concretos sobre las medidas “hasta que no estén claramente definidas”.