El cura español Luicio Vallejo Balda llegará directamente desde una celda, pues en los últimos días perdió el régimen de arresto domiciliario del que disfrutaba por haber utilizado un teléfono móvil para comunicarse con el exterior.
Al parecer, el aparato se lo hicieron llegar algunos amigos escondido en un paquete de dulces. Fuera del tribunal estará esperando una ambulancia, pues otra de las imputadas, la relaciones públicas, está embarazada de siete meses y el Vaticano no quiere que corra ningún peligro su salud, ni tampoco la de su hijo.
También participan en la sesión de este lunes los dos periodistas acusados, quienes destaparon los pozos existentes en las cuentas vaticanas. El sábado, el tribunal celebró una audiencia a puerta cerrada en la que se examinó una pericia sobre el material informático y la documentación que se aportará durante este juicio.