Desde que un terremoto sacudiera Marruecos hace seis días, se han producido multitud de réplicas, la última hoy con una magnitud de 4,6, la más fuerte hasta el momento. Ante esta situación el Gobierno marroquí quiere recuperar la normalidad, se han reabierto lugares turísticos y los aeropuertos operan al 100%. Pero, una rutina que será difícil recuperar para aquellas personas que viven en las zonas afectadas del Alto Atlas y que se mueven entre escombros.
Entre las tareas que están llevando a cabo los más pequeños destacan el reparto de agua y alimentos. Unicef ha alertado de que hay muchos niños que están solos y "que no pueden ni llorar" porque están colaborando como si fueran adultos.
En la localidad de Asni el ejército marroquí ha instalado el único hospital de campaña levantado tras el terremoto y que ha atendido ya a más de 1.000 personas.
Los militares han puesto en el campamento una cama elásticas para que los niños no se olviden de que lo son y puedan jugar. Muchos de los hogares de este pueblo están destrozados, aún así son muchas las familias que sigue viviendo en ellos.
De camino a Imlil, uno de los pueblos del Alto Atlas, las imágenes se repiten a ambos lados de la carretera, casas hechas añicos, tiendas de lona y camiones repartiendo víveres.
Número de víctimas
El balance de víctimas mortales ha ascendido a cerca de 2.950, según han informado las autoridades y apuntan que más de 5.600 personas han resultado heridas.
El Ministerio del Interior marroquí ha comunicado que la zona más afectada es la provincia de Al Hauz donde se situó el epicentro.
Las ONG del Comité de Emergencia Español intensifican su trabajo estos días y apuntan que su objetivo principal es atender a la población en situación más vulnerable como personas enfermas, niños y mujeres. Intentan cubrir sus necesidades más inmediatas de alimentación e higiene y les proporcionan atención psicológica.
