El papa Benedicto XVI renunció a su pontificado en febrero de 2013, lo que supuso una decisión excepcional en el seno de la Iglesia Católica. Anteriormente sólo existían dos precedentes de pontífices que habían renunciado Gregorio XII en 1415 y Celestino V en 1924.
Todos sus predecesores en el Trono de Pedro habían terminado su mandato en el momento de su muerte, salvo las citadas excepciones. De esta forma Joseph Ratzinger se convirtió en el primero en renunciar en casi seis siglos.
El 19 de abril de 2005 fue elegido sucesor de Juan Pablo II a los 78 años. En sus casi ocho años de mandato realizó más de una veintena de viajes internacionales y otros tantos a diversas zonas de Italia. En los últimos años de su pontificado padeció algunas afecciones cardiacas que e impidieron su asistencia a algunos eventos públicos.
Las razones de la renuncia de Benedicto XVI
En el discurso en el que anunció su renuncia, Benedicto XVI expuso que su "avanzada edad" comenzaba a ser un impedimento para el cumplimiento de su misión al frente de la Iglesia.
"En el mundo de hoy, sujeto a cambios tan rápidos y sacudido por cuestiones de profunda relevancia para la vida de la fe, de cara a gobernar la barca de San Pedro y difundir el Evangelio, son necesarias tanto la fortaleza de mente como la del cuerpo, fuerza que en los últimos meses se ha deteriorado hasta tal punto en mí que he tenido que reconocer mi incapacidad para cumplir adecuadamente el ministerio que se me confió", sostuvo el papa emérito en su carta.
Tras muchas especulaciones sobre los motivos que le llevaron a tomar la decisión de poner fin a su mandato, fue el propio Ratzinger el que aclaró sus razones en una entrevista concedida al diario italiano ‘Il Corriere della Sera’ en 2021.
"Fue una difícil decisión. Pero la tomé en plena conciencia y creo que lo hice bien. Algunos de mis amigos, los que más me seguían, todavía están enfadados, no quisieron aceptar mi elección", afirmó el papa emérito.
Preguntado por las teorías de la conspiración sobre las razones que le llevaron a renunciar, Benedicto XVI destacó que “algunos dijeron que se debió al escándalo de Vatileaks, algunos a una conspiración del lobby gay, algunos al caso del teólogo conservador lefebvriano Richard Williamson. No quieren creer en una elección consciente. Pero mi conciencia está tranquila”.
