El Ministerio de Asuntos Exteriores norcoreano emitió un comunicado a través de la agencia estatal de noticias KCNA en el que defiende el lanzamiento del pasado viernes como una demostración de su capacidad militar. "Si Estados Unidos insiste en sus aventuras militares contra nosotros y en sus planes de sanciones superintensivas responderemos con una acción contundente y justa como ya hemos declarado anteriormente", dijo un portavoz de la Cancillería citado en el texto.
"Los movimientos a la desesperada de los imperialistas norteamericanos sólo redoblarán la voluntad del ejército y el pueblo coreanos para acelerar el refuerzo de las capacidades defensivas", añade el comunicado. EE.UU. desplegó bombarderos estratégicos B-1B en torno a la península coreana en respuesta al lanzamiento del ICBM.
Además, los responsables de la diplomacia estadounidense han dicho que buscarán un endurecimiento de las sanciones en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU y también a nivel unilateral como castigo por el ensayo balístico. El misil disparado el viernes por Pyongyang, el segundo ICBM que prueba con éxito en su historia Corea del Norte, voló 998 kilómetros durante unos 47 minutos y alcanzó una altitud máxima de 3.724,9 kilómetros antes de caer en el Mar de Japón (llamado "Mar del Este" en las dos Coreas).
Corea del Norte consideró un éxito la prueba y aseguró que puede alcanzar cualquier parte de Estados Unidos con este arma. Sin embargo, los expertos dudan que Pyongyang pueda equipar aún cabezas nucleares en los misiles o lograr que éstos efectúen correctamente la reentrada en la atmósfera (algo indispensable para golpear con precisión un objetivo).
Las continuas pruebas de armas de Pyongyang -la del viernes fue la decimocuarta en lo que va de año- han elevado la tensión en la península coreana y endurecido la retórica de la Administración Trump, que ha insinuado la posibilidad de realizar ataques preventivos contra Corea del Norte.