El azote de la pandemia, a nivel social, tiene muchas caras, muchas voces, muchas tragedias que ahora tratan de buscar la rendija para escapar de una realidad indeseada. Quien no esperaba verse atrapado en la pobreza comprobó, en cuestión de días, como se podía caer por el precipicio sin haberlo previsto. Y quien ya se encontraba en esa situación, de falta de recursos, vio agravada su situación con la llegada del Covid19.
Es el caso de Daniel, un joven que trataba de nadar a contracorriente antes de marzo de 2020. Pero, todos los esfuerzos se diluyeron con el abrupto aterrizaje de la pandemia. De vocación mecánico, este vecino del concello de Campolameiro, de 29 años de edad, y su familia subsiste a base del apoyo de las organizaciones sociales. Desde la declaración de Estado de Alarma no ha podido buscar un trabajo fuera de su municipio por las restricciones y la paralización económica de muchos sectores como el suyo.
En una entrevista comparte su áspera experiencia que permite poner, voz, nombre y apellidos a las personas que se han visto en la obligación de engrosar las colas del hambre para abastecerse de recursos básicos.