Hace ya casi 50 años que comenzó el proceso de la transición en España. Un periodo nuevo que abría una puerta a la esperanza y un motivo de ilusión para la mayoría. Un periodo que fue gestionado por gente capaz, con amplitud de miras, con generosidad en su actitud y pensando en la mayoría.
Gracias a ellos, muchísima gente, algunos de ellos muy vinculados a la provincia de Castellón, fuimos capaces de superar décadas de dictadura sin rupturas. Tanto que la Transición es estudiada en todo el mundo de modelo de lo que debe ser.
¡Pues hete tú que aquí estamos! Casi cincuenta años después y parece que no solo no hayamos aprendido nada, sino que hemos olvidado todo lo bueno.
Estamos en un periodo nuevo, que está abriendo una puerta a la desilusión y un motivo de decepción para la mayoría. Un periodo que está siendo gestionado por gente incapaz, con estrechez de miras, con egoísmo en su actitud y pensando en la minoría.
Y lo peor es que esta nueva situación está provocando falta de diálogo, carencia de acuerdos, tensión política, polarización social y enfrentamientos personales y divisiones familiares.
Lo decía el otro día García Page, al echar de menos más diálogo y voluntad de buscar acuerdos entre el PP y el PSOE. Pero no porque sean esos dos partidos, sino porque representan a la mayor parte de la sociedad de este país y de esta provincia.
No sé a donde llevará esta escalada de la tensión, pero desde luego que no está llevando a consensos y acuerdos políticos en nuestros ayuntamientos, ni en la Diputación, ni en la Generalitat.
Parece que haya pasado un siglo desde que Javier Moliner diese ejemplo, promoviendo consensos políticos que no necesitaba por disponer de mayorías absolutas.
Tenemos un ejemplo reciente de nuestra miseria hace apenas diez días, cuando se reunían todos los sectores económicos de Castellón en la sede de la CEOE en Madrid para reivindicar un apoyo decidido del Gobierno de España a la industria cerámica de Castellón.
Solamente en el año 2023 el sector cerámico facturó 1.000 millones de euros menos, ha tenido 2.000 millones de euros de sobre coste por la energía y se supone que, después de dos años de negociaciones, presiones, reuniones y demás, tiene que terminar de recibir los 90 millones de euros que el Gobierno de España se comprometió a desembolsar a la industria cerámica por la crisis coyuntural, no estructural, de los dos últimos años y medio.
Después de semejante demostración de sensibilidad de Pedro Sánchez a la hora de valorar las necesidades reales del sector del que depende directa e indirectamente un tercio de los empleos de la provincia de Castellón, después de su demostración de generosidad a la hora de establecer las compensaciones por tal desfase económico y después de su demostración de agilidad a la hora de tramitar y desembolsar las ayudas prometidas, la consecuencia ha sido que hay 2.000 personas menos cotizando a la seguridad social y otras 10.000 se encuentran o han pasado por distintos ERTE.
Y, salvo Amparo Marco, cual García Page provincial, no había alcaldes del PSOE defendiendo al sector en Madrid, aunque sí que lo hagan aquí, a nivel local, donde a nadie que tenga capacidad de decisión le importa un pimiento.
A estas alturas hay que hablar de lo que es una desgracia. Y es que es tan previsible que los votos del PP van a ir en contra del Gobierno y que los del PSOE y de Compromís van a respaldar las controvertidas decisiones y cambios de opinión de Pedro Sánchez, haciendo de la necesidad virtud, que importan un puñetero pimiento.
¿Se imaginan que PP, PSOE y Compromís uniesen sus votos para reivindicar a una aquellas prioridades que tenemos no solo en Castellón, sino en la Comunitat Valenciana? ¡Sería la leche!
¿Se imaginan a los 32 diputados de Castellón, Alicante y Valencia votando juntos?
¡Ya les aseguro que tendríamos una financiación justa y una línea de ayudas reamente efectiva y eficaz para sostener durante un par de años la crisis de la cerámica!
¡Qué leches! ¡Que les den por ahí a los votos de Valencia y Alicante!
¿Se imaginan a los cinco diputados por Castellón en el Congreso votando a una? No se olviden que Junts y Puigdemont representan apenas dos más que los cinco escaños que tiene Castellón entre los 350 diputados que hay en el Congreso de los Diputados.
Pero bueno, soñar es gratis.
Así que no pasa nada, mientras sigan siendo capaces de hacernos desviar el foco hacia la amnistía, la gestión de la inmigración o la politización o no del Tribunal Constitucional, no le importa a nadie que la cerámica de Castellón esté tocada de gravedad.
Parece que los interlocutores políticos se expresen igual de bien, o de mal, que el añorado Mariano Ozores cuando actuaba. Que quieren que les diga, si estuviese vivo y viese esta situación nos soltaría su recordado: ¡No hija, no!
De todas formas, no hagan mucho caso… que es solo mi opinión.