La portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Castellón, Begoña Carrasco, ha valorado en rueda de prensa, junto al diputado autonómico y portavoz de Economía del PP en las Cortes Valencianas, Rubén Ibáñez, los presupuestos de la Generalitat 2023 y su repercusión en la capital de la Plana. Carrasco ha concluido que se trata de unas cuentas que "ningunean a la ciudad de Castellón, mientras la alcaldesa Amparo Marco es incapaz de alzar la voz para defender los intereses de los castellonenses. Castellón ha de dejar de ser la hermanita pobre, no queremos ser más que nadie pero menos tampoco”.
“Castellón no cuenta para el gobierno de Ximo Puig, frente a los 81 euros de inversión por cada castellonenses, pagaremos 430 euros de más en impuestos y tasas de la Generalitat en 2023”, explica.
La construcción de la Ciudad de la Música, la culminación de la ronda Oeste, el consultorio de Constitución o la inversión en el Hospital de la Magdalena, son inversiones que según Carrasco "ni están ni se las espera, anuncian lo mismo que años anteriores porque no ejecutan".
Por contra, “donde sí hay dinero aunque no lo hayan pedido los castellonenses ni haga falta, es para la reforma de sus despachos. Destinan 10 millones a la reforma del Palacio de Borrull. Y 2,3 millones para las obras del edificio de Correos donde se asentará la fundación Valer, más despachos después de haber sacado del centro el servicio de correos”, apunta.
Por su parte, el diputado autonómico del PP Rubén Ibáñez ha insistido en que los presupuestos de la Generalitat para 2023 “son un catálogo de incumplimientos para la ciudad de Castellón”. “Hay una reiteración de obras que se repiten año tras año porque no se cumplen. No hay inversiones nuevas para Castellón en 2023”, añade.
“Cada castellonense recibe 81 euros de media por inversiones de la Generalitat, frente a los 135 euros de media en la provincia de Castellón y los 368 de media en la Comunidad Valenciana, pero pagará solo de impuestos y tasas de la Generalitat Valenciana 430 euros más que en el año 2022. Castellón sirve para financiar las políticas de compra de edificios de Ximo Puig, como la compra del edificio de Correos. No son inversiones productivas para la ciudad de Castellón, son inversiones para el boato del presidente de la Generalitat, que quiere aparentar que invierte en una ciudad que ni pisa”, añade.