El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha ha integrado el arte de la ilustradora y caligrafista Ana Navarro en sus instalaciones, dando la bienvenida a las personas que lo visitan con nueve murales que han sido creados para divulgar sobre los propósitos de este museo vivo y los objetivos que persigue.
Los nueve murales que ha rubricado Ana Navarro pueden disfrutarse en los muros que separan el Jardín Botánico del carril multideportivo que conduce a La Pulgosa, una vía que es transitada a diario por cientos de personas, por tanto, son ilustraciones especialmente contempladas. Su ejecución ha sido posible gracias a una acción conjunta de la Diputación y el Ayuntamiento de Albacete, así como del propio Jardín Botánico de Castilla-La Mancha.
Antes de su realización, Ana Navarro profundizó sobre el trabajo que se realiza en el Jardín Botánico, para así poder plasmar su esencia a la perfección. Posteriormente, sus trabajos se fueron enriqueciendo incluso con aportaciones que la artista recibió de los propios ciudadanos que la observaban en su quehacer diario que tuvo lugar durante los meses de verano. La artista ha buscado la estética de los libros de botánica del siglo XVIII, documentándose en ejemplares custodiados en la Biblioteca Nacional, y por ello ha optado por utilizar letras romanas clásicas y cursivas, junto a la ilustración.
Con su particular caligrafía, el primer mural da la bienvenida a los visitantes, con el lema de “Bienvenidos. Jardín Botánico. Museo Vivo”, que no se queda en un lema, pues los jardines botánicos, y también el de Castilla-La Mancha están considerados auténticos museos, en este caso, un museo de más de 68.000 metros cuadrados.
Otro de los murales alude a la conservación de las plantas autóctonas, una de las misiones principales del Jardín Botánico, donde se custodia y protege la biodiversidad de la región. En el de Castilla-La Mancha hay 2.100 especies y 28.000 plantas, identifica el cartel, que está ilustrado con un ejemplar de ‘pítano’, una de las plantas amenazadas de la región, pues también en Albacete y Castilla-La Mancha hay especies que, sin ser tan vistosas como puedan ser las tropicales, están en peligro de extinción, de ahí la importancia de conservarlas.
El Jardín Botánico tiene otra misión fundamental, como es la divulgación, y a este objetivo se dedica otro de los murales, donde se reflejan las exposiciones, talleres, visitas educativas en las que se divulga sobre sostenibilidad ambiental, conservación y puesta en valor del patrimonio botánico.
Siendo un espacio para visitar y aprender, el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha no deja a un lado su dimensión científica, pues en este lugar se ubica el Instituto Botánico de la Universidad de Castilla-La Mancha, donde se realiza un trabajo científico multidisciplinar, que abarca desde los genes hasta los ecosistemas. Dentro de esta faceta investigadora y científica es de capital importancia el Banco de Semillas, esos gigantes diminutos, como los define este mural, que alude al banco de germoplasma que se sitúa en este espacio.
Otra de las tablas destaca que el Jardín de Castilla-La Mancha es el único de la Península Ibérica que tiene certificación de excelencia ecológica, por aplicar una jardinería de vanguardia con rigurosos protocolos de sostenibilidad, entre otros, tratamientos biológicos, uso de energías renovables, fertilidad el suelo y manejo respetuoso del agua. Este respeto medioambiental propicia una riquísima biodiversidad en este espacio, donde abunda una interesante fauna, a la que se ha dedicado otro panel completo. Por supuesto, la flora del mundo, también presente en este Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, que no solo reúne colecciones autóctonas, también tiene su propio mural.
Igualmente, hay una tabla que Ana Navarro ha dedicado al papel que realiza el Jardín Botánico con Centinela del Cambio Climático, pues participa en programas de vigilancia sobre esta amenaza planetaria, pues cabe recordar que está integrado en la Alianza por el Cambio Climático de los Jardines Botánicos, plataforma centrada en el conocimiento de la adaptación al cambio climático de colecciones de plantas y paisajes.