El piloñés Jorge Montes Huerta celebra hoy una fecha muy especial. Hace 24 años recibió un regalo de los que pocos pueden presumir: un nuevo corazón, una vida, una solidaridad infinita.
Aquel 9 de mayo muchas cosas cambiaron para él. Un ciudadano había querido dar ejemplo con la donación de su corazón y Jorge, agradecido y conmovido, decidió que aquella nueva vida que le tocaba emprender también debía ser ejemplar.
De esta forma Montes Huerta se convirtió en un activista por la donación. Ha sido un trabajador incansable por la causa, estando presente en todos aquellos foros en los que era requerido, para contar su experiencia y hacer un llamamiento continuo por la donación.
En los últimos años también ha trasladado este activismo a las redes sociales, donde se presencia es habitual compartiendo múltiples formatos para difundir la noble causa.
Un merecido descanso
Hoy, coincidiendo con estos 24 años de transplantado, y cuando está próximo a cumplir los 89 de vida, ha decidido "colgar las botas" y retirarse a un discreto segundo plano, donde poder dedicar "el tiempo que me queda de vida, a mi familia, amigos y a mi persona".
En un comunicado hecho público esta mañana, muestra su esperanza "en que alguna persona recoja el testigo y continúe luchando por esta causa, intentando salvar muchas vidas".
"No me quiero despedir sin agradecer el apoyo de los sanitarios, que en todo momento me asesoraron y apoyaron, para no decaer en esos momentos difíciles", continúa, a la vez que tiene una mención "muy especial a los 7.000 miembros de mi grupo por el impulso de la donación de órganos".
"Si en estos 23 años he logrado convencer a aquellas personas que pudiesen estar dudosas en dar el sí a la donación, me sentiré muy satisfecho", asegura, despidiéndose con un "gracias de todo corazón".