Yurena tiene 24 años y es una nativa digital. Desde muy pequeña convivió con la tecnología en las aulas, y poco a poco iba a más. Incluso el gobierno asturiano les facilitó un pequeño ordenador que se podían llevar a casa. Elena en clase lo que tenía eran plumas con tinta y la tecnología más avanzada a la que tenía acceso de pequeña era la radio que les hacía compañía en la cocina.
Pese a este punto de partida tan diferente, ambas coinciden en que la tecnología puede ayudar pero debe promoverse un uso racional. Porque no tiene sentido estudiar todo a través de programas informáticos a los que ya no puedes acceder en cuanto te caduca la licencia por ejemplo. Yurena reivindica en ese sentido la importancia de programas como el de intercambio de libros de texto que todos los veranos organiza el Conseyu de la Mocedá (cita previa en el teléfono 684 64 58 12).
Los mayores son también conscientes de la importancia de adquirir competencias digitales porque ellos han tenido que aprender sobre la marcha. Los jóvenes, que han nacido con ellas, saben que serán fundamentales en su vida académica y profesional. Lo perfecto, comparten ambas generaciones, es encontrar el punto medio.