El acuerdo estaba totalmente perfilado a falta de una firma que no llegó como consecuencia del escándalo protagonizado por Rubiales el 20 de agosto en el palco de Sidney y que terminó con la inhabilitación y dimisión del expresidente de la RFEF, quien tenía intención de haber anunciado todos los detalles de su 'Wembley' español en la asamblea federativa del pasado mes de diciembre.
El dirigente motrileño consiguió el refrendo a la búlgara de su idea ante su clientelar asamblea federativa. Lo hizo dos meses antes de la final del Mundial Femenino flanqueado por el destituido exsecretario general, Andreu Camps, y por su elegido para sucederle en la presidencia de la RFEF, Pedro Rocha, quien de momento no se ha atrevido a llevar adelante el megalómano proyecto que sí aplaudió aquel 27 de junio.
Según han confirmado a Onda Cero fuentes conocedoras de la operación, la RFEF iba a adquirir por valor de unos 20 millones de euros el suelo en el que ubicaría un estadio con capacidad para alrededor de 40.000 espectadores y para el que habían previsto una inversión de más de 100 millones de euros en su construcción.
Abandonar la Ciudad del Fútbol de Las Rozas
En los albores del 'rubialismo', su núcleo duro ya puso sobre la mesa que había que buscar unas instalaciones más modernas y con mayor espacio, tanto para el día a día, como para acoger a todos los combinados nacionales absolutos y de categorías inferiores.
"Las instalaciones se han quedado muy anticuadas y la residencia no tiene capacidad para albergar a todas las selecciones cuando coinciden las convocatorias. Esto provoca que algunos tengan que concentrase en hoteles. Además, también se queda pequeña la parte administrativa", cuenta a este medio alguien que vivió aquellos momentos.
Ante esta disyuntiva, la cúpula federativa planteó hacer una nueva ciudad deportiva que fuera más próxima a Madrid y a puntos de comunicación, como el aeropuerto o el AVE, y con capacidad para albergar a todas las selecciones y a una estructura administrativa cada vez más amplia.
En ese punto comenzaron los movimientos con dos ejes: Qué hacer con la Ciudad del Fútbol actual que tiene un contrato de cesión a favor de la RFEF de 75 años y buscar el lugar idóneo para la nueva sede y ciudad deportiva.
Aquí surgió la ocurrencia de Rubiales, un estadio que planteó inicialmente para 75.000 espectadores, un aforo que generó mucho debate interno y que finalmente no le quedó más remedio que aceptar reducirlo a una capacidad entre 30 y 40 mil.
"La necesidad de buscar una sede más amplia y moderna se puede entender, pero el estadio es absolutamente innecesario. Con el Bernabéu y el Metropolitano es suficiente. ¿Iba a jugar España todos sus partidos ahí y perder la RFEF los ingresos que supone moverse por el resto del país? Muchos tenemos claro que aquí había otros intereses económicos en esta operación urbanística y que por eso Pedro Rocha no se ha atrevido a dar el paso adelante con la misma", cuenta un alto dirigente de nuestro fútbol que también prefiere el anonimato.
En cuanto al futuro de la actual sede de Las Rozas que fue inaugurada en 2003, se pusieron sobre la mesa varias opciones que pasaban por pactar con el dueño de los terrenos, el Ayuntamiento roceño. Entre las alternativas que se plantearon estaban: cedérselos al consistorio sin más para que hicieran uso de ellos, conservarlos para crear un centro de formación universitario o pactar con el Consejo Superior de Deportes (CSD) para que federaciones que no tuvieran instalaciones propias las pudieran utilizar.
La RFEF estudió varias opciones hasta decidirse por el municipio de Torrejón de Ardoz.
Con el ex secretario general Andreu Camps como cabeza federativa en reuniones con diferentes municipios como el de la propia capital de España, se valoraron terrenos en zonas también con buenas comunicaciones como Madrid Norte, pero finalmente el 'rubialismo', asesorado por una empresa que según ha sabido este medio habría percibido de la RFEF 12.000 euros mensuales durante más de un año, escogió unos terrenos propiedad de la compañía francesa Phalsbourg, promotora del mega centro comercial y de ocio Oasiz, un proyecto que en su día impulsó el actual presidente del Senado, expresidente de la Comunidad de Madrid y exalcalde de Torrejón, Pedro Rollán.
El papel de la Federación Madrileña
Fuentes federativas enmarcan este acuerdo dentro de la recuperación de la relación rota durante años entre el presidente de la RFEF y el de la territorial madrileña, Paco Díez, quien tras ser el azote de Rubiales durante años accedió a ingresar en la rueda del 'rubialismo' -deslizan que tras recibir "presiones varias"-.
Lo que es un hecho es que coincidiendo en el tiempo, las relaciones entre Rubiales y Díez se normalizaron, el 'rubialismo' eligió Torrejón y la Federación Madrileña (RFFM) también eligió Torrejón para construir su nueva Ciudad Deportiva, tal y como informó esta semana a sus asambleístas -requiere su aprobación- el expresidente del AD Torrejón y actual secretario general de la RFFM, José-Martín Gallardo, a quien muchas voces apuntan como el gran nexo de muchos de estos movimientos urbanístico-político-futboleros.
El proyecto de la Federación de Fútbol de Madrid ha provocado el reproche político de la oposición encarnada en el PSOE de Torrejón que acusa al gobierno municipal de "ocultismo" en un plan que conlleva la cesión de 25.000 metros cuadrados de suelo público a la RFFM, aunque los gobernantes lo defienden al considerar que traerá grandes beneficios a Torrejón.
"Sólo Rubiales sabe lo que ha quemado en la hoguera de las vanidades", afirmaba esta semana una fuente que vivió de cerca los momentos de vino y rosas del 'rubialismo'.
