OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Se secan las esperanzas en Idomeni"

Lo que no pasó por la tarde ha empezado a pasar de madrugada. Después de las doce de la noche empezó a actuar la policía en Idomeni, el campamento de refugiados junto a la frontera de Grecia y Macedonia. Doscientos policías que empezaron por sacar de allí a los periodistas y los voluntarios de las ongs con el argumento de que la presencia de las cámaras aumentaría la tensión entre los evacuados.

Carlos Alsina

Madrid | 24.05.2016 08:09

Después le ha tocado al grupo —-varios cientos de personas— acampado en el mismo cruce de la frontera, donde están la vias del tren de cercanías. Y a esta hora el desalojo sigue. Son cuatro mil, calculando por lo bajo, hasta ocho mil dicen algunas ONGs, los refugiados procedentes de Siria, de Afganistán, de Bangladesh, que llevan semanas —meses en algunos casos— acampados malamente en este lugar en la creencia, alimentada por rumores e informaciones averiadas, de que en algun momento se reabriría la frontera y volvería a ser como al comienzo: libre paso para que los refugiados siguieran su duro camino a pie hacia el corazón de Europa.

En Idomeni, como cuenta un voluntario en la crónica de El País, “en Idomeni, en todo este tiempo, han nacido niños, se ha celebrado un matrimonio, ha habido un brote de hepatitis A, han corrido muchas lágrimas y, lo que es peor, se han secado todas las esperanzas de proseguir viaje de los refugiados”. Todos ellos han sobrevivido en pequeñas y endebles tiendas de campaña en condiciones lamentables agravadas por las lluvias y por el barro. Convertido Idomeni en icono de la Union Europea que cambió de criterio y dio la espalda a la acogida de cuantos llegaban. Y dentro de Idomeni, los acampados junto a la vía, como contaba a Álvaro Saiz.

Pelea de gallos en el PP sobre quién gestiona más y mejor las cuentas públicas. Aznar agarrado la vara de fustigar a antiguos discípulos y le pega un viaje hoy (otro) a Rajoy y sus ministros Montoro y De Guindos en una tribuna que publica el ABC. A Aznar no le ha agradado que el hombre al que él aupó al liderazgo presuma de haber recortado el déficit público más que él.

Sucesión de hechos, para quien se haya perdido este serial de despechos. La semana pasada el señor Aznar pronunció una conferencia en la que defendió el cumplimento del objetivo del déficit y sugirió que en lugar de relajarse y presentar la disciplina presupuestaria como un freno para crecer —-aquello de Margallo, ¿se acuerdan?, nos hemos pasado cuatro pueblos con la austeridad— lo que hay que hacer es cumplir, equilibrar las cuentas y explicar que es sí como se crece de manera sólida.

Rajoy debió interpretarlo como lo que era —una colleja— y dió réplica en una entrevista en El Correo. “Entre el 96 y el 2000 teníamos que reducir también el déficit público y lo redujimos menos que en esta legislatura”. El periodista debió de poner cara de duda, porque Rajoy dijo: “sí, sí, se lo digo yo”.

Llega el revés de Aznar, subiendo a la red para darle con la raqueta en los morros. No menciona a Rajoy ni una sola vez, pero todas y cada una de las frases le tienen a él como destinatario. “Tengo que lamentar”, dice, “que la respuesta oficial a mis palabras (se refiere a lo que dijo Rajoy, el anónimo) haya sido una errada comparación con el gobierno que yo presidí. Errada y forzada. En la anterior legislatura no se ha reducido más el décifit que en la primera mía y entonces sí cumplimos el objetivo, sin aplazamientos, cosa que ahora no se ha hecho, como bien saben los ministros de Economía y Hacienda”. Reclama Aznar reformas que reduzcan el gasto, reprocha al gobierno que lo fíe todo a la coyuntura económica y termina abogando por un pacto de gobierno entre los partidos que están por el equilibrio fiscal. Sin mencionar, ni siquiera entonces, a quien se supone que va a ganar las elecciones generales. Y de quien viene a dar por hecho que no obtendrá mayoría suficiente como para gobernar él solo.

Conclusiones:

Aznar se ha convertido para Rajoy en “ese señor del que usted me habla”.

Rajoy se ha convertido para Aznar en “ese señor del que mejor ni me hable”.

• Y es tal la convicción de victoria que ya tiene el PP que asume para sí los tres papeles: gobierno en funciones, futuro gobierno y futura oposición. Aznar enarbolando el incumplimiento del déficit contra Rajoy como si fuera un Pedro Sánchez cualquiera, o un Pablo Iglesias, que también critica a Rajoy por no cumplir lo que él, por cierto, no cree que se deba cumplir.

Al debate a cuatro, si al final se hace, que inviten a un quinto. Aznar en el papel de “yo contra todos”. Singularmente contra Rajoy. Y si deja, contra Montoro.