La exdirectora de la Agencia Española de Protección de Datos Mar España ha participado en Por Fin junto a Jaime Cantizano para dar cuenta de los riesgos a los que se exponen los menores por su constante conexión a internet y ha presentado su nuevo libro 'Así se somete a una sociedad'. Basándose en su experiencia de más de 10 años al frente de este organismo, ha advertido que nos encontramos en "proceso de sometimiento".
La entrevista ha cobrado especial importancia después de que un informe de la OCDE que estudia el impacto de las pantallas en niños y adolescentes haya revelado que los niños de 15 años pasan 30 horas semanales de media frente a las pantallas; el 95% de los adolescentes tiene móvil y el 70% de los niños de diez años está expuesto a dispositivos móviles.
Por otra parte, España ha resaltado el peligro que supone internet si no se es consciente de los riesgos a los que nos exponemos, puesto que el modelo de negocio de esta red interconectada consiste en que los usuarios pasen el mayor número de horas frente a la pantalla y compartiendo el mayor número de datos. Estos son almacenados y utilizados por las empresas para que, mediante personas especializadas en la neurociencia y la captación, desarrollen estrategias que nos hagan estar conectados más tiempo.
Además, ha desmentido la "falacia" de que las nuevas generaciones son nativas digitales, puesto que "son hábiles para manejar dispositivos, pero no para percibir el riesgo" al que se exponen sus datos. De hecho, ha indicado que el problema surge cuando los padres les entregan demasiado pronto un dispositivo móvil a los menores cuya mente está aún en edad de maduración y lo utilizan en la absoluta privacidad. Este comportamiento puede desencadenar en la reproducción de modelos de conducta tóxica que pueden tener graves consecuencias.
Por este motivo, afirma que la clave de la solución pasa porque los menores, familia y administraciones tomen conciencia de los riesgos. Asimismo, ha reivindicado los avances logrados en materia de la protección de los datos de los menores, aunque exige que haya consenso político a nivel nacional y un reglamento integral a nivel europeo.
"La privacidad tiene alma porque está yendo al núcleo del ser, si un gobierno o empresa puede intervenir en mi privacidad como ser humano y mental, ¿qué me queda de libertad?", ha manifestado.
Sobre su libro ha reseñado que incluye un elaborado diagnóstico de la situación en la que nos encontramos y propuestas para atajar la situación. De hecho, incluye un test en el que adultos y jóvenes pueden medir su dependencia digital. Por añadido, da cuenta de cómo las empresas y gobiernos utilizan nuestros datos; destaca la importancia de la salud mental, que suele verse afectada por la sobreexposición a pantallas y reflexiona acerca del modelo de sociedad que estamos construyendo.