El pasado 22 de mayo un hombre con el pelo canoso, chándal y gorra asesinaba a tiros a Andriy Portnov en la puerta del Colegio Americano de Pozuelo después de deja a sus hijos. Un mes después, la policía investiga el crimen como un homicidio por encargo, pero las hipótesis continúan todavía abiertas. Manu Marlasca y Luis Rendueles nos informan de cuál es la situación de la investigación en este momento.
Marlasca explica cómo la Policía Nacional ha logrado reconstruir parte de la operación: los asesinos no eran amateurs. El sicario y su cómplice, que conducía el coche de huida, habían acudido varios días al lugar, se mezclaron con los padres y estudiaron los movimientos de la víctima. Tras el crimen, el tirador huyó andando en dirección a la Casa de Campo, cruzando la M-503 a pie hasta llegar a un coche oscuro aparcado en el arcén, fingiendo estar averiado. Allí lo esperaba su socio. No hay cámaras de seguridad en esa zona. No es casualidad.
Una firma profesional
"Fue un trabajo profesional, muy preparado", coinciden fuentes policiales. La ejecución recuerda a otros crímenes atribuidos a servicios de inteligencia, como el intento de asesinato de Alejo Vidal-Quadras en noviembre o el del piloto desertor ruso Maxim Kuzminov en febrero de 2023 en Villajoyosa (Alicante). En ese caso, los asesinos usaron munición rusa y medios cercanos al Kremlin celebraron públicamente su muerte.
¿Quién era Portnov?
En 2013, Portnov era asesor legal del presidenteViktor Yanukóvich, gobernante ucraniano alineado con Moscú y acusado de represión contra las protestas del Maidán. Cuando Yanukóvich cayó, Portnov huyó. Se enfrentó a causas judiciales en su país, aunque con el tiempo logró reconciliarse con el poder actual. En mayo, justo una semana antes de ser asesinado, había viajado a Kiev para firmar la cesión de un palacete familiar… y para reunirse con altos cargos del Gobierno de Volodímir Zelenski, incluido el propio presidente.
La investigación explora ahora dos vías: que Portnov fuera asesinado por los servicios secretos ucranianos, por su pasado prorruso; o por proxys rusos —mercenarios afines al Kremlin— como castigo por haberse acercado al Gobierno de Zelenski.
Una investigación lenta y sin testigos fiables
La Policía se enfrenta a un rompecabezas con piezas sueltas. Varios testigos presenciales, en estado de shock por lo que vivieron, han dado testimonios contradictorios. A ello se suman las pesquisas tecnológicas: rastreo de móviles, cámaras urbanas y análisis balístico. El crimen no ha sido reivindicado por ningún grupo. Y eso lo hace más inquietante.
En palabras de los Rendueles, se trata de un asesinato con "marca de inteligencia". Aunque no haya una firma explícita, el mensaje ha llegado. A Portnov lo mataron a las puertas del colegio de sus hijos. A plena luz del día. Con frialdad quirúrgica. Quien lo hizo, sabía perfectamente lo que hacía… y por qué lo hacía.