CON MANU MARLASCA Y LUIS RENDUELES

Ana Julia Quezada, la asesina del niño Gabriel que reinaba en la cárcel

Manu Marlasca y Luis Rendueles cuentan el caso de Ana Julia, uno de los crímenes más impactantes en la historia reciente de España, en el que se asesinó a Gabriel, un niño de 8 años.

ondacero.es

Madrid |

Ana Julia Quezada es el nombre de la mujer que mató a Gabriel Cruz en Almería, en febrero de 2018. Gabriel, un niño de tan sólo ocho años, era el hijo de su pareja por ese entonces, Ángel Cruz.

La investigación de la Guardia Civil demostró que ella lo mató porque el menor le estorbaba en sus planes de boda porque el niño no la quería, así que lo asesinó y lo enterró en una finca de Rodalquilar, en Almería. Para no levantar sospechas, fue la que mandó la alerta que el hijo había desaparecido y estuvo participando en la búsqueda, llorando junto al padre, durante 12 días interminables. Finalmente fue detenida cuando llevaba el cuerpo del niño en el maletero de su coche y no qué hacer con él: sus opciones era tirarlo al mar o dejarlo en un invernadero.

En el juicio contra ella, Ana Julia sollozó y contó que todo había sido un accidente y que la culpa, la tenía Gabriel (de ocho años) que la insultaba. El Tribunal no la creyó y fue condenada con prisión permanente revisable, siendo la primera mujer con una pena tan dura en España.

El pasado de Ana Julia

La investigación de la Guardia Civil indagó sobre el pasado de Ana Julia y descubrió que, por ejemplo, llegó a España cuando tenía 18 años y dejó en República Dominicana a su hija, que por entonces era un bebe. También descubrieron que, al llegar a nuestro país, Ana Julia fue explotada sexualmente y prostituida en un club de la provincia de Burgos que se llamaba “El Carro”, pero no duró mucho en ese lugar después de que un camionero se enamorara de ella y la sacara de allí. Se casaron y tuvieron una hija.

Ese matrimonio duró varios años, incluso tuvieron un golpe de fortuna, porque ganaron casi 100.000 euros a la Primitiva. Todo parecía ir bien y el camionero le propuso traerse con ella a la hija que había dejado Ana Julia en la República Dominicana; ella no parecía muy por la labor, pero su marido la convenció: Unos meses después, la niña, cayó por la ventana de la casa de Burgos, un séptimo piso, y se mató. La policía municipal que llegó al lugar vio a su madre llorando y destrozada y el caso se archivó como un accidente.

Por otro lado, su marido Miguel, se hizo un seguro de vida en que figuraba que Ana Julia se quedaría el 50 por ciento si le pasaba algo. Y empezó a tener problemas de salud, en los cuales acudía con bastante frecuencia a urgencias con mucha fiebre, aunque nunca se supo el origen. Poco tiempo después Ana Julia le pidió el divorcio y le acusó de malos tratos, dejando al hombre sin ver a su hija durante casi cinco años.

Después de aquello, Ana Julia tuvo luego al menos dos relaciones con hombres bastante más mayores que ella, los dos con graves problemas de salud. Uno de ellos tuvo tiempo antes de morir de regalarle una casa en República Dominicana y de hacer un seguro de vida por el que Ana Julia cobró 35 mil euros. Dos días antes de morir, ella lo visitó en el hospital y consiguió que le firmara un crédito de 6 mil euros para hacerse una operación de aumento de pechos.

Posteriormente, conoce a otra futura pareja suya y se muda a Cabo de Gata. Este novio puso allí un pub, que se llama Black, pero Ana Julia también le deja y se queda con el local. Y allí es donde conoce a su futura pareja: Antonio, un hombre separado que frecuenta ese bar, y que tiene un hijo pequeño, Gabriel. Las cosas van rápido, pronto se marchan a vivir juntos y a Ana Julia le estorban dos personas: la ex mujer de Antonio, Patricia, y sobre todo el niño, Gabriel, que no se fía de ella y no la quiere como su nueva madre.

El sistema que ha fallado

Patricia, la madre de Gabriel, acude a la Guardia Civil y empieza a investigar qué ocurre en la cárcel con Ana Julia, y lo que han ido descubriendo es bastante desolador: la asesina tenía uno o dos teléfonos móviles en la cárcel. Además, al menos un funcionario de la prisión tenía sexo con ella a cambio de protegerla, avisarla de inspecciones y hasta guardarle el teléfono móvil en su casa para que no la descubrieran. Poco más tarde, se descubrió que intercambiaba cartas con una joven que que trabajaba en una residencia de ancianos, con la que comenzó una relación sentimental. Una vez al mes, esta chica viajaba desde Cataluña a Ávila y tenía vis a vis, encuentros íntimos, con la asesina de Gabriel.

Se sabe que su nueva pareja se desahoga llamando a líneas del tarot, y que en octubre de 2023, llama y pregunta si tiene futuro su relación con una mujer que llama Ana Julia, Piscis, 49 años, 22 años más que ella, que la presionaba y la trataba mal si no hacía lo que quería. La tarotista de nombre exótico le va preguntando, y así la chica le cuenta que su novia está en la cárcel, que quiere que la trasladen a otra, y que tiene teléfono móvil en prisión. La vidente ata cabos y se da cuenta de que le está hablando de Ana Julia Quezada, la asesina tristemente famosa del niño Gabriel.

Le contó también que esa novia que tenía en la cárcel quería casarse con ella, que iba a ser una boda secreta, y que además estaba grabando un documental por el que iba a cobrar hasta 300.000 euros.

Ana Julia se había convertido en ordenanza del módulo de respeto, el más cómodo de la cárcel. Tenía teléfonos, tenía dinero, firmó poderes notariales para que su pareja moviera dinero fuera de la cárcel... Y mientras todo esto ocurría, la evaluación de la Junta de la prisión sobre ella era “excelente” y le habían dado varios premios. La madre de Gabriel ha denunciado también que Ana Julia le ha amenazado de muerte una vez se detuvo el documental.

La investigación continúa. En el sumario hay una frase de Ana Julia Quezada que ilustra lo que ha pasado y lo que puede pasar: “lo tengo todo perdido, si no consigo lo que quiero, la voy a liar”.