El escrito se mueve en el comodín del diálogo, que es la palabra que Sánchez y Torra utilizan con más deleite, pero no acaban de concretar. Ahora queda aplazado a crear esas vías que no se concretan. No pidamos que en una hora se consiga lo que no fue posible en años, así que demos un margen de confianza.
Y ahora, los matices. No parece plausible que Sánchez acepte que no se cite la Constitución, que es el marco que tiene que defender. En su lugar aparece "el marco de la seguridad jurídica", concepto excesivamente vago para lo que tiene entre manos.
Tampoco es plausible que acepte resolver "las demandas de la ciudadanía de Cataluña", porqueTorra entiende esas demandas como de independencia, cundo en la sociedad catalana hay españolistas, hay separatistas y hay partidarios de una tercera vía. Y no está en el comunicado, pero lo dijo Torra: desfranquizar España. En eso seguro que coincide Sánchez, pero permítanme la duda de que 43 años después haya tanto que desfranquizar. Impresión personal: esto no llegará a ninguna parte. Es muy fácil invocar el diálogo. Naufragará cuando Torra diga que es para la independencia y Sánchez tenga que dar un no. Ese es el tema. Lo demás, literatura, que cabe en cualquier papel.