EL INDULTADO

Rubén Amón: "Querido pasajero de Navidad, no olvides que las aerolíneas han vuelto a joderte las vacaciones"

Querido pasajero de Navidad, es muy probable que te sientas identificado en este indulto. Sobre todo si volando de un destino a otro te has sentido una cobaya, o protagonista accidental de un experimento sociológico, o víctima arbitraria del overbooking, cuando no de la tiranía de las compañías aéreas, del chantaje que te impide protestar más de lo necesario porque te represalian dejándote en tierra.

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Madrid |

Y es probable que hayas pensando en no volver del otro lado del Océano, exiliarte, cambiar de mar, pero será por decisión propia, no por la negligencia de una compañía aérea, se me ocurre KLM, que te somete a una ginkana de enlaces. Y te preguntas qué haces en el aeropuerto de Amsterdam -dije el aeropuerto- cuando debía estar en París. Y vagas por la terminal de la mano de tu hijo como si fueras Tom Hanks en la terminal.

Y miras a la pantalla de los vuelos, retrasado, retrasado, movido por la fe o por la telequinesia. Y transcurren las horas como una maldición proletaria. Iluso de ti. Creías que te ibas de vacaciones, pero has sido atrapado en el aeropuerto, o en la estación. Y conspiran contra tu felicidad los elementos. Y vaya elementos.

Querido pasajero de Navidad. Igual no te ha sucedido esto exactamente. Pero te habrá ocurrido, a lo mejor, que ibas a Nueva York y has aterrizado en Santo Domingo. Que es América, de acuerdo, pero no era tu idea conquistarla. De otro modo, hubieras eludido el plumífero y los patines de hielo. Te hubieras puesto una guayabera. O te habrías apuntado a un curso de bachata, en lugar de reservar las entradas del Metropolitan.

Igual no te ha sucedido nada parecido. Acaso te habrá ocurrido que tu vuelo a Bilbao lo has hecho sobre el asfalto. Y no porque el avión tuviera problemas para despegar, sino porque te reciclaron en un autobús. Y cómo ibas a negarte. Si los tuyos te estaban esperando en Navidad. O si habías pagado no se sabe cuánto sobrepeso por los regalos de Reyes. Gilipollas.

Ya sabes lo que puedes hacer, rellenar un formulario, presentar una queja, elevar una protesta, exigir una indemnización. Pero no olvides que han vuelto a joderte las vacaciones. O no lo olvides hasta el año que viene.