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Rubén Amón indulta al lobo: "Las sociedades urbanitas lo han convertido en una mascota"

Rubén Amón indulta en Más de uno al lobo después de que se haya prohibido su caza y algunas comunidades hayan protestado en defensa de su ganado.

ondacero.es

Madrid | 16.02.2021 10:19

Voy a indultar al lobo. Y no para perdonarle la vida, sino para exponer el debate que ha suscitado la prohibición de cazarlo. Ni siquiera cuando la fiera acecha un rebaño de ovejas o un autobús de escolares. No se puede disparar a un lobo, tal como han acordado las comunidades autónomas y el ministerio de Transición Ecológica, para sorpresa e indignación de Castilla y León, Asturias o Cantabria. Que es donde los lobos depredan sin restricciones. Y donde no están en peligro de extinción. Que se los digan a los ganaderos. Y a las 3.700 cabezas atacadas el pasado año.

No matarás al lobo se ha convertido en un confuso dogma animalista al que no ha podido sustraerse ni la vicepresidenta Ribera ni los presidentes de las CCAA donde los lobos solo existen en televisión. Canarias, por ejemplo, una de las más beligerantes en la prohibición de la caza. Y de las más sensibleras cuando se trata de proteger no un animal, sino un mito.

Claro que hay proteger a lobo del peligro de extinción allí donde la extinción es una amenaza, pero urge controlarlo y regularlo donde compromete la subsistencia del mundo rural, igual que sucede con los jabalíes y con otros animales peligrosos. Peligrosos para los propios animales, queremos decir, ya que el animalismo enfatiza tanto la presunta armonía de la fauna.

El lobo sugestiona la indulgencia porque nos fijamos más en su piel que en sus colmillos. Y porque el criterio de la belleza subordina cualquier otra consideración. Nadie defiende la dignidad de la rata, pese a tratarse de un mamífero inteligente.

Pero las sociedades urbanitas han convertido el lobo en una mascota. Lo han transformado en un animal de compañía que no merece la ejecución. Es más, la defensa del lobo en realidad es un pretexto para terminar con la caza. Y para imaginar con la fantasía de un cuento de Disney que un lobo con el estomago vacío nos perdonaría la vida si nos tuviera delante.