Los Papeles de las Bahamas son como los de Panamá, pero en estas islas tan hermosas que se encontró Colón en su viaje a las Indias. Guanahaní. El paraíso. El paraíso fiscal. Bajos impuestos y opacidad bancaria. Bahamas sigue considerado territorio comanche por la Unión Europea y la OCDE. No por España, que la sacó de la lista de paraísos fiscales, como pasó con Panamá, gobernando Rodríguez Zapatero.
Sociedades off shore. Las poseen ciudadanos que residen aquí pero tienen su sede allí para beneficiarse de su baja fiscalidad y su aún más baja transparencia. Nombres, nombres. A esta hora de la mañana informan El Confidencial y La Sexta (los medios que en España han estudiado los papeles) de que entre las decenas de españoles con sociedades en Bahamas se encuentran los hermanos Cosmen Adelaida, cuyo nombre es menos conocido que el de la empresa que poseen: Alsa. La familia creó una sociedad off shore, Letya Investment, el mismo año que empezó a operar en China. Y explica que fue ésa la razón de elegir Bahamas como domicilio de la empresa (aunque en Bahamas no tuviera mayor actividad), que las empresas europeas que operan en aquel país, al menos en aquella época, funcionaban a través de off shores. En la lista difundida hasta ahora hay otros nombres de españoles que ya eran conocidos: Eufemiano Fuentes, José Manuel Soria, José Antonio Roca, Fernández Pujals, de Telepizza. Ya explicamos cuando los papeles de Panamá que tener sociedad off shore no presupone que el dinero tenga origen ilícito. Hay de todo. Personas que sólo buscan un marco fiscal favorable y opacidad para sus fortunas (una vez que han tributado en sus países de residencia) y personas que han hecho dinero con negocios ilegales, o con la corrupción de la Malaya, por ejemplo, y lo que están es evadiendo.
La posición más comprometida, como bien sabe el ex ministro Soria, es para aquellos cargos públicos a los que se descubre una sociedad paradisíaca. Y en ese aspecto, el nombre propio del día es el de Nellie Kroes, una señora holandesa que fue comisaria europea diez años a la vez que figuraba como directiva de una sociedad en Bahamas. Perseguía a quienes vulneraban la libre competencia mientras tenía intereses en un país que practica la competencia desleal en materia de impuestos. Y a quien, por ello, la Unión Europea, a diferencia de España, sí tiene en la lista negra de los paraísos fiscales.
Al rey nadie le hace ni puñetero caso. Ya puede irse a la ONU a clamar por el entendimiento político en España que a nuestros conspicuos dirigentes les resbala. Si de ellos depende, puede quedarse el rey a vivir en la ONU que ya le avisan el día que tenga que firmar la disolución de las Cortes.
No es un secreto que el rey predica en el desierto. El Congreso ya le ha dicho “no” dos veces, a los dos candidatos que les ha propuesto. Por la vía de los hechos están persuadiéndonos Rajoy y Sánchez de que repetir elecciones es un instrumento corriente previsto para cuando los líderes no se ponen de acuerdo. Y no es exactamente así. Repetir elecciones lo plantea la Constitución como el último, ultimísimo de los cartuchos, el último botón una vez que se hayan agotado todas las propuestas de candidato posibles. Y aquí, por el contrario, empieza a dar la impresión de que si el candidato que tiene más apoyo parlamentario es rechazado, se acabó lo que se daba, a elecciones de nuevo.
Ahora ya saben que la nueva meta volante que ha puesto el ciclista Sánchez es el primero de octubre, la reunión del comité central del partido. El esperado comité federal, el santo grial al que se encomienza el PP, la piedra filosofal que ha de convertir el plomo del no y no y no en el oro de la investidura.
Primero de octubre. El sábado después del domingo electoral en Galicia y el País Vasco. Y a tiempo —con margen— para cambiar de posición en el Congreso y abrir camino a una investidura. En ese aspecto, los barones crípticos se salen con la suya. Pero el primero que se apunta un tanto es el propio Sánchez, que sólo con convocar el comité neutraliza la reunión de su ejecutiva este lunes y ata de manos a quienes estaban tramando la operación derribo.
Los críticos habían echado cuentas sobre el reparto de fuerzas en esa ejecutiva, Sánchez también, y por si acaso le ha pegado al balón una patada hacia adelante. El lunes pasa a ser irrelevante porque lo gordo, si llega, será el sábado. Aunque el PSOE se pegara el domingo la madre de todos los tortazos (que está por ver) el lunes bastaría con decir: en el comité federal, compañeros, lo hablamos. Otra patada al balón, hacia adelante, y a seguir corriendo en círculos.
Que algunos dirigentes creen que ha llegado el momento de tumbar a Sánchez es evidente. Que lo consigan es menos probable. A ver qué le dicen si el sábado de marras él somete al comité federal su plan para intentar sacar adelante un gobierno socialista. Poniendo de acuerdo a Ciudadanos y Podemos. ¡Es imposible! Ya. Pero sobre el papel todo puede pasar. Y Sánchez puede decir justo eso: que le dejen intentarlo. No con los indepdentistas, que ésa es la línea roja, pero sí haciendo de celestina entre Iglesias y Rivera. ¿Garantiza eso un gobierno del PSOE? En absoluto. Pero dejaría en punto muerto cualquier intento de facilitar un gobierno de Rajoy. Mientras Pedro lo intenta, no hay abstención que valga y, de rebote, no hay nueva sesión de investidura de Rajoy.
Claro que tampoco el rey parece muy predispuesto a proponer ya a nadie visto el éxito de sus dos anteriores propuestas.