Rendido y desarmado, el ministro Marlaska busca alguien que le venda unas balas. Requisitos: no ser israelí, no tener ni sombra de relación alguna con nada que huela a Israel, pero fabricar cartuchos que puedan ser utilizados en pistolas israelíes sin que éstas se encasquillen. Interesados, dirigirse al ministerio del Interior. O al de Infancia y Juventud, que es que en adelante vigila al de Interior para que no ande comprando balas a quien no debe.
Se puede contar esta historia de muchas formas pero, en esencia, la conclusión es siempre la misma. Seis palabras: el gobierno ha hecho el ridículo. Si el título con el que El País informó en la mañana del miércoles de que Interior había formalizado la compra de quince millones de cartuchos a un fabricante israelí fue ‘el gobierno rectifica’, cabe titular la decisión presidencial de ayer de abortar, cueste lo que cueste, esa compra como ‘el gobierno rectifica su rectificación’. Como ejemplo de coordinación y criterio no parece que pueda quedar este episodio. Rectificando la rectificación. ¿Título alternativo? Van como pollo sin cabeza.
Rectificando la rectificación. ¿Título alternativo? Van como pollo sin cabeza
Sánchez no sólo deja a Marlaska como un indocumentado que no se entera de los compromisos que ha adquirido el gobierno al que pertenece desde hace siete años, deja al ministerio del Interior como una fábrica de coartadas sin fundamento. Recordemos lo que estábamos contando ayer a esta hora: que Interior había hecho saber que cumplir el contrato con los israelíes resultaba impepinable porque el coste de la penalización iba a ser fortísimo y el ministerio se enfrentaba a una denuncia por prevaricación. Así se lo había hecho saber, se decía, la Abogacía del Estado. Palabras mayores. Por el bien económico del Estado y por el bien judicial de los altos cargos, era necesario seguir adelante con la compra.
Sánchez deja al ministerio del Interior como una fábrica de coartadas sin fundamento
Veinticuatro horas después apareció Sánchez para decir que el contrato se anula y punto. Damnificados: Marlaska, su secretario de Estado, su departamento de prensa y la abogacía del Estado. Bueno, y el propio Estado que tendrá que indemnizar a la empresa perjudicada y buscarse otro proveedor —otro dineral— para las mismas balas.
Y sigamos recordando: la represión israelí en Gaza, respuesta a los atentados de Hamás, empezó en octubre de 2023. El gobierno de España decidió ese mismo mes la suspensión total de la compra o venta de armas y munición israelí. Pero en febrero del 2024 se licita un concurso para cartuchos. Y en octubre de 2024 se adjudica a los israelíes. Y sólo cuando se publica en prensa y Sumar se queja al PSOE, sale Alegría a anunciar que se rescindirá el contrato. Y en abril de 2025 resulta que la adjudicación se formaliza, en Semana Santa, sin hacer ruido. Y sólo cuando se publica que ha habido rectificación se arma el lío y Sánchez rescinde del todo.
Sólo cuando se publica en prensa y Sumar se queja al PSOE, sale Alegría a anunciar que se rescindirá el contrato
Entre medias queda la duda: o el presidente no se entera de a quién compra su munición la Guardia Civil, o sí se entera pero no le incomoda salvo cuando trasciende e Izquierda Unida le monta una escena de pareja. Quiero decir que, visto lo visto, quizá debieran asumir personalmente el dineral que suponga anular ahora el pedido quienes han ido tomando decisiones contradictorias a lo largo de un año y medio. No parece justo que el coste del sindiós tengan que asumirlo todos los contribuyentes sólo para que Izquierda Unida se amanse y abandone la tentación de irse con Podemos dejando a Sumar rotas las filas y en retirada.
Visto lo visto, quizá debieran asumir personalmente el dineral que suponga anular ahora el pedido quienes han ido tomando decisiones contradictorias a lo largo de un año y medio
Otro damnificado de la rectificación de la rectificación, mira: el trío director de Podemos, Belarra y los Iglesias Montero. Acariciaban el golpe definitivo al liderazgo menguante de Yolanda Díaz y ahora se resignan a que ella misma se condecore por haberlo parado. Obsérvese cómo ayer le preguntan por Izquierda Unida, que es quien echó las patas por alto, y lo que responde. "Aquí, quien ha negociado (y ganado) soy yo." Yo, yo. Yolanda, uno; Marlaska, cero patatero.
Obsérvese cómo ayer le preguntan por Izquierda Unida, que es quien echó las patas por alto, y lo que responde. "Aquí, quien ha negociado (y ganado) soy yo." Yo, yo. Yolanda, uno; Marlaska, cero patatero
Pero en éstas se aparece Sira Rego, que es la cuota de Izquierda Unida en el gobierno, y se revindica también ella. Yo fiscalizo en adelante a quién le compra la Guardia Civil sus cartuchos y sus pistolas. Yo, yo. Sira, uno; Marlaska, tutelado. Le han puesto de tutora a la ministra de Infancia. Como si fuera menor de edad. En Sumar nunca se han cortado en expresar la pobre opinión que les merece el desempeño del ministro. En Podemos, aún menos. Nunca dejaron de verle como un derechista encubierto partidario de la ley mordaza. No parece que vaya a terminar aquí el enésimo trance por el que pasa Marlaska.
Yo fiscalizo en adelante a quién le compra la Guardia Civil sus cartuchos y sus pistolas. Yo, yo. Sira, uno; Marlaska, tutelado
Los grupos parlamentarios de la izquierda quieren llevarlo al Parlamento a cantarle allí las cuarenta.Las asociaciones de la Guardia Civil ya le están preguntando qué pasa ahora con los quince millones de cartuchos que iban a llegar y no llegan. Más aún porque las pistolas a las que iban destinados esos cartuchos son del mismo fabricante israelí y éste tiene dicho que se encasquillan más si la munición que se emplea es de otras marcas. La soltura con la que el ministro López despachó ayer, en un segundo, el curioso caso de la rectificación rectificada invita a remitirle a la dirección general de la Guardia Civil, que es quien se ha quedado sin proveedor y sin balas.
El ministro López despachó ayer, en un segundo, el curioso caso de la rectificación rectificada invita a remitirle a la dirección general de la Guardia Civil, que es quien se ha quedado sin proveedor y sin balas
Un problema solucionado. Solucionado, para quién. Y a qué precio.
