EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Mariano evitó a toda costa decirle a Rosa “mi casa es tu casa”

Les voy a decir una cosa.

Joan Rivers es una humorista, cómica, “comediantamuy popular en los Estados Unidos que a sus 81 años, amada y odiada y aún en activo, pelea estos días por su vida en un hospital de Nueva York.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 03.09.2014 21:39

En uno de sus monólogos ácidos más conocidos cuenta que, recién casada, cometió el error de mostrarse amable con su suegra la primera vez que ésta visitó el hogar conyugal. “Le dije que mi casa era su casa y me echó a patadas de su vivienda”. No conviene excederse en la cortesía no vaya a ser que te tomen la palabra. Si quien viene de visita es la suegra, o la consuegra, mantenga la frialdad y consiga que se note. No le regale ni media sonrisa. No le dé cuartelillo. No le deje entrar en la cocina.

Hoy Mariano evitó a toda costa decirle a Rosa mi casa es tu casa”. Aunque él era el anfitrión y ella, en teoría, la invitada, la actitud del presidente se pareció mucho a la de aquel al que se le presenta en casa, de pronto, una visita que no le apetece nada. La imagen de Rosa Díez -la foto- cruzando ella sola el umbral de la Moncloa porque Rajoy no ha considerado oportuno salir a recibirla es la prueba de que al presidente esta señora no le agrada. Dices: vaya noticia. Es verdad.

Es un clásico de las sesiones parlamentarias: Rajoy ejerciendo de sarcástico cuando se refiere a la portavoz de UPyD -tan lista y tan por encima de todos, dicen los altos cargos del marianismo- y ella sacando el tono solemne para reprocharle a Rajoy que no muestre el menor respeto ni por su persona ni por su grupo: “No sé qué problema tiene usted conmigo, señor Rajoy, pero algún problema tiene”.

Que queden Díez y Rajoy es como que se vayan juntos al cine Rubalcaba y Chacón, algo difícil de creer. O como ver a Alexin Carrington tomándose un café con Krystle (esto es un bonus sólo para gente talludita). Se caen mal y se soportan malamente. “Nuestra relación personal no existe”, dijo hoy Díez.Pero los dos son profesionales. Si toca organizar una kedada porque a los dos les puede venir bien, se organiza, se sacan cuatro fotos y p’alante. Ayer ella pidió cita a la Moncloa alegando que está preocupada por el desafío soberanista (se entiende que le preocupación no es de ayer, sino de antes) y Rajoy dijo que vale. “Que no digan que no dialogo, decidle a la señora que se venga mañana”.

En las imágenes de hoy sólo se ve sonreír a Díez cuando está sola, sin Rajoy, y a éste no se le ve sonreír y punto. Pero ha debido de estar el gélido anfitrión persuasivo porque Díez se ha vuelto para casa muy tranquila. Atención: Rajoy le ha contado su estrategia para los próximos días. ¡Una estrategia! Oiga, Rosa, ¿en qué consiste?, le han preguntado los periodistas. Ah no, ha dicho ella, si se cuenta una estrategia deja de serlo. Interesante. En cuanto uno está en el secreto de las cosas, deja de parecerle necesario que se sepan. Mil veces le ha preguntado UPyD a Rajoy en el Congresoqué piensa hacer usted con el soberanismo, mil veces le han reprochado que no cuente qué tiene en la cabeza, pero hoy que Rosa Díez ya lo sabe es ella, contenta de saber más que el respetable, quien no lo cuenta.  “La estrategia”.

No se sabe, por tanto, qué se han dicho el uno al otro ni hay forma de saber si la versión que ambas partes han dado -Díez enarbolando el discurso de la defensa de la nación y la Moncloa solventando la cosa con media frase de trámite- se corresponde con lo que de verdad hubo. Digamos que Díez consigue, con su protagonismo monclovita de hoy, reforzar su figura de portavoz -o lideresa- de UPyD cuando se ha abierto en su partido un serio debate sobre la eventual alianza con Ciudadanos y cabalgando un asunto, el de la consulta, que tiene como escenario Cataluña, precisamente la tierra donde Ciutadans es más fuerte.

Para el gobierno, verse acompañado por alguien en algo. Esforzado como está en persuadir al personal de que su afán, al impulsar la reforma electoral, no es amarrar alcaldías en riesgo de cambio sino regenerar democráticamente la patria, y habiéndose fraguado una suerte de muro (o dique) que integran los demás grupos políticos, que se vea a Rajoy charlando con uno de esos grupos sobre posibles reformas ayuda a ir metiendo (o que lo parezca al menos) una cuña en ese muro.

Conclusión: que Rajoy y Rosa Díez han estado juntos una hora y ambos han salido de la reunión con la yugular en su sitio. Ésta es la cosa.

Qué distinto el clima entre ambos, ¿verdad?, del que se respiró esta mañana entre  Pedro Sánchez y Artur Mas, la otra reunión publicitada de este día. Se les ve a los dos tan sonrientes en las fotos, tan de estar pasándolo bien, que dan ganas de preguntarles oiga, de qué se ríen. Por curiosidad. Ambos trajeados, encorbatados y echando otra horita y pico en hablar por hablar. Cordialidad, mucha; nueces, ninguna.  Ya se sabe cómo es esto: hagamos un poco el paripé. Finjamos que nos decimos algo que no sepamos. Contémosle a la gente que hemos estado una hora y pico analizando sesudamente la situación social y política de España.

La prueba de que nadie esperaba nada de este encuentro es que Mas no ha tenido inconveniente en que se anunciara. Tiene dicho el president que para que una reunión entre dos dirigentes tenga algún fruto, hay que hacerla sin que se entere nadie, en la clandestinidad (como diría Montoro), a ser posible un sábado por la noche y viajando los interlocutores de incógnito. Evitemos a los periodistas de Madrid, que tanto enredan con estas cosas. La de hoy por tanto, en la agenda desde hace días, era una de esas citas protocolarias en las que Mas disfruta de su papel de cabeza institucional de la Cataluña que quiere ser consultada. Sánchez le ha dicho lo de la tercera vía --reforma constitucional, estado federal, todo lo que ya le dijo Rubalcaba-- y Mas, que ya le dio un zas en toda la boca al corcho Durán cuando abogó en público por la tercera vía se ha limitado a decir que vale vale. Por este oído me entra, Pedro, por éste me sale.

En la cuenta atrás para el nueve de noviembre, y con los medios de comunicación de la Generalitat jaleando la consulta, ésta, en realidad, aún no ha sido convocada. El rey Artur y su primer caballero, Oriol -Oriol Junqueras, no Oriol Pujol, que también fue primer caballero en Convergencia pero no llegó a pasar la ITV: dejó su escaño diez días antes de que su padre confesara-, Artur y Oriol se limitaron a ponerle fecha al referéndum y parir bi-pregunta, no hay convocatoria formal, de ahí que Rajoy y Sánchez se declaren convencidos de que no llegarán a instalarse las urnas. Los arturistas dicen barajar ya diversas opciones:

a/ que Mas convocar la consulta y que sea el que Deu vulgui;

b/ que no la convoque, pelillos a la mar, aquí no ha pasado nada;

c/ que convoque no la consulta, sino las elecciones, para perderlas;

d/ que no convoque y siga gobernando mientras Esquerra le deje.

Y e/ que en lugar de consulta o elecciones convoque un telemaratón en TV3 para ayudar a los Pujol a resolver sus deudas con Hacienda.