EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Hoy quiero, antes de nada, darte las gracias

Les voy a decir una cosa.

Felicidades, Ángela. Querías ser concejala. Pues ya eres concejala. Sólo espero que no te arrepientas. Que esto de la política, también en el ámbito municipal, son arenas movedizas. La primera mujer con síndrome de Down que ejercerá la representación de sus vecinos en el ayuntamiento de una gran ciudad española.

ondacero.es

Madrid | 26.07.2013 20:37

Ángela Bachiller. Iba de número 18 en la lista, pero uno que estaba por delante de ella renuncia al puesto después de resultar imputado en un sumario sobre irregularidades urbanísticas -qué inusual, ¿verdad?-. Corre la lista y se estrena Ángela, o como dice el orden del día del ayuntamiento de Valladolid para el próximo lunes, “punto primero, toma de posesión de doña Ángela Convadonga Bachiller Guerra del cargo de concejala”. La señora edil. El próximo paso en esto que se da en llamar la “normalización” será que, cada vez que una persona con síndrome de Down pasa a desempeñar un puesto, sus jefes no se sientan obligados a mencionar que hace muy bien su trabajo -pues claro- y que está muy integrada -solemos ser los demás los que nos integramos malamente-.

Bien por Ángela y por todos aquellos que en estos días estén alcanzado sus metas. Están siendo éstos -lo venimos contando- días duros para muchas personas. Hay tres familias que el lunes dejaron de tener noticias de Xevi, de Álvaro y de Abel, los tres alpinistas a los que sorprendió un brusco cambio de tiempo cuando descendían del Pico Escondido en Pakistán y cuyo rescate no ha podido llegar a ponerse en marcha.

A Alfredo García, el otro alpinista español que los acompañaba pero que no llegó a hacer cumbre –y que ha estado estos días refugiado en el campo 3—le ha correspondido la tarea ingrata, al llegar al campamento base, de transmitir la noticia de que el rescate se da por imposible. Noticia que ya han recibido sus familias, que aunque es verdad que venían poniéndose en lo peor (porque saben de los riesgos que los alpinistas corren) querían creer que aún era posible el milagro. Desgraciadamente, no lo ha sido.

Son días duros, por supuesto, para los supervivientes y las familias de los fallecidos del accidente ferroviario de Santiago. Con identificaciones de restos todavía pendientes. Como explicó hoy el responsable de la policía científica, cuidando sus palabras en atención a los familiares, no es una tarea a la que se puedan fijar plazos o límites de tiempo: en estos casos que quedan el reconocimiento es muy complicado por el estado en que quedaron los cuerpos. Os pedimos a todos que lo entendáis, dijo el responsable de los trabajos esta mañana a los periodistas, y entendemos perfectamente, añadió, la desesperación de las familias por tener certezas.

Avanza, al mayor ritmo que se puede, la identificación de las últimas víctimas y avanza la tarea de la policía judicial, que es aportarle al juez todos los datos que permitan establecer por qué el convoy se salió de la vía y por qué entró en esa curva a una velocidad que duplicaba la permitida. Este hombre cuya imagen, ensangrentada la cabeza y con el teléfono móvil, han difundido hoy todos los medios -el maquinista, Francisco José Garzón Amo, está detenido por la policía y pasará a disposición del juez. Hoy sí está detenido. Porque, hasta hoy, los agentes que estaban con él en el hospital estaban allí para “custodiarle”, como dice la versión judicial, entiéndase para protegerle, porque los sentimientos están a flor de piel en ese centro hospitalario. A expensas de lo que vaya confirmando la investigación judicial, los indicios de responsabilidad por distracción o imprudencia, parecen sólidos. Por algún motivo frenó tarde y no dio tiempo a que el tren entrara en la curva a una velocidad asumible.

De todo ello vamos a seguir hablando en esta última Brujula de la temporada. Antes, y dado que hoy terminamos el curso, me van a permitir -me permitiréis- que os dé las gracias. Gracias por habernos acompañado hasta aquí. Gracias por haberle puesto un oído a la radio -si no todos los días, sí casi todos- a las ocho de la tarde con la curiosidad de saber cómo veíamos aquí las noticias de la jornada.

Hoy quiero, antes de nada, darte las gracias.

· A ti, que nos diste una oportunidad este año, porque antes escuchabas a otros, y te has quedado porque no te parece del todo mal cómo te lo contamos.

· A ti, que nos tienes de hilo musical en casa mientras bañas a los enanos; ojalá te hayamos arrancado alguna vez una sonrisa, porque todas las demás te las habrán arrancado ellos metiendo bulla en la bañera.

· A ti que nos has hecho recorrer miles de kilómetros este año contigo, en el camión de arriba para abajo, en la furgoneta de reparto; radio de camión, radio de transportistas y de taxistas. Sé que hablas con nosotros muchas veces, que le miras a la radio y dices cosas como “eso pienso yo”, o al revés, “no tienes ni idea de lo que estás hablando, amigo”. Gracias por llevarnos a bordo de aquí para allá. Y por lo de amigo.

· A ti, que nos pones de regreso a casa, en el coche, deseando llegar para quitarte los zapatos, el traje y las lentillas; que preparas la cena oyendo hablar de ovnis a Pilar Cernuda y estas empezando a creer que igual está en lo cierto.

· A ti, que nos oyes en la consulta; que nos pillas al final de una jornada laboral interminable cobrando artículos en el super; que eres funcionario de carrera y te indignas con el tertuliano que dice que trabajas poco;

· A ti que madrugas como nadie para estar antes del alba en el mercado central y que apenas nos aguantas despierto hasta los versos de Rodríguez Braun.

· A ti, que eres jefes de prensa de un partido porque no has encontrado trabajo de otra cosa, y nos tienes que aguantar con preguntas tan bobas como “en qué sitio de la página web decís que están colgadas las cuentas del año pasado”

. A ti, ministro, que sé que te llevan los demonios porque, por más que metes presión (y cada vez estás metiendo más), no consigues que se cuenten las cosas como a ti te gustaría.

· A ti, que echas horas en el McDonalds para sacarte unas perras y poder seguir, el curso que viene, estudiando; a ti que nos tienes de fondo mientras repasas los apuntes y guasapeas con tus compañeros de clase sobre la rayadura que le entró al profesor esta mañana.

· A ti, que tienes catorce años pero ya te interesas por las cosas que pasan en el mundo y si, por ti fuera, te irías con la radio al instituto.

· A ti, que vives lejos. Y lejos te sorprendes de los debates tan absurdos en los que perdemos el tiempo en España.

· A ti que vives solo; a ti, que sólo has empezado ahora a vivir acompañado.

Es a ti a quien le hablo, si te fijas, cada tarde a esta misma hora. Un placer conocerte. Gracias por haber pasado este curso con nosotros. Habiendo otros programas que están muy bien en otras cadenas, ¿verdad?, el de Angels, el de Juan Pablo, gracias por elegirnos en este curso.

Fuimos escribiendo cada día la historia de las cosas que pasan sabiendo, porque lo sabemos, que las noticias más importantes de la temporada, para ti, probablemente habrán sido otras. Habrán sido tus noticias. Las de las cosas, malas y buenas, que te han ido pasando. La rutina y los cambios. Los giros que, a lo mejor este año dio tu vida; o los giros que no dio, pero por los que tú sigues peleando.

Te habrán pasado cosas que no te han hecho merecedor de la portada del Rolling Stone, que ni siquiera te han hecho protagonista de cinco minutos de tertulia, sobre ti, en la radio. En este curso tal vez has sido madre, o padre, o has empezado a prepararte para serlo. Has encontrado un empleo, o has seguido buscándolo; o has perdido ya la cuenta de los años que llevas tocando puertas sin que ninguna, para ti, se abra. Tal vez ha sido este curso cuando has hecho lo que dijiste que jamás harías, ay amigo, enamorarte; celebra que todavía quedan cosas que no dependen de la voluntad -no quiero, no quiero, no quiero-, sino que suceden sin quererlo. Puede que haya sido este año cuando has perdido a alguien para siempre, o cuando has encontrado a alguien que confias en que siempre te acompañe. Para ti la noticia de la temporada habrá sido la mudanza que por fin hiciste; para ti, el alivio de haber podido conservar tu casa.

La vida sigue, ¿verdad?; en tiempos de prosperidad y en tiempos, como éstos nuestros de ahora, inciertos.

Llegamos al final del mes de julio, y al final de la temporada que iniciamos preguntándonos si sería este curso en el que todo cambiara; ojalá haya empezado ya a cambiar por lo menos algo.

Y entretanto, con la confianza hace tiempo tocada, con el ánimo y la fuerza muy gastados, sigue adelante cada una de nuestras vidas. El tiempo que nos ha tocado vivir. Un tiempo de aguas turbulentas.

En el otoño de 1969, Paul Simon terminó de escribir una canción que estaba llamada a convertirse en un himno contra el desaliento. Un homenaje a aquellas personas que, en nuestra vida, nos ayudan a seguir, nos apuntalan cuando flaqueamos y nos ayudan a levantar del sueldo cada vez que caemos.

“Cuando estés abrumado -dice la canción- /

y te sientas pequeño /

yo estaré a tu lado. /

Cuando te encuentres perdido /

y te envuelvan las penas /

seré el puente sobre aguas turbulentas”.

El verano siguiente, Elvis Presley incluyó la canción en su gira por Las Vegas. Cuentan que Paul Simon, al escuchar su versión, dijo: “Es ahora cuando los demás podemos nos podemos retirar”.

No es mal himno para regalárselo a quienes han estado contigo en este curso que ahora acaba.

Gracias por habernos acompañado hasta aqui.

Gracias por haber sido el puente que nos ha salvado de ahogarnos en aguas turbulentas.

Buenas tardes y bienvenidos a La Brújula de fin de curso.