A partir de esa fecha va a ser difícil que quede un terrícola en pie, en este planeta. Un grupo de científicos británico, preocupado por nuestro futuro, como Fátima Báñez, ha hecho unas estimaciones sobre evolución estelar para poder calcular cuándo colapsarán las condiciones de vida que hoy conocemos. De acuerdo, podemos decir que han calculado el factor de sostenibilidad del planeta y han concluído que en 1.700 millones de años esto se nos vuelve invivible.
Fácil no debe de ser hacer estas estimaciones. Dices: si no acierta el FMI en sus previsiones para el año que viene, van a acertar estos amigos con un pronóstico a casi dos mil millones de años. Razonado está en el informe que ha publicado la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia, pero es verdad que ellos mismos recuerdan que hay factores imprevisibles. Esto lo saben bien los dinosaurios, ¿no? De pronto pasa algo que nadie esperaba y te lo cambia todo. Llega Bernanke y dice “quietos paraos, no desenchufen todavía la manguera de esteroides”, y la misma bolsa española que hace un año estaba famélica se hincha, se hincha, y se planta en los 9.200, como pasó esta mañana.
Empiezan a asomar las flores de invernadero y, de pronto, los mismos analistas que desaconsejaban invertir en España (ni se le ocurra, es el cáncer de Europa) ahora vocean el “compra, compra”, porque nuestros bonos son tan seguros como que, alguna vez, nos moriremos todos y que jamás dejaremos de pagar impuestos. Imagínate si el domingo pierde en Alemania Angela Mérkel, el terremoto que eso iba a suponer en el resto de Europa. Los sistemas de alerta sísmica no detectan nada parecido, no te hagas ilusiones Francois Hollande, tendrás que seguir coexistiendo con la lideresa alemana.
La buena noticia de este factor de sostenibilidad terrícola que han calculado los astrobiólogos es que aún nos quedan mil setecientos millones de años para disfrutarla. Tranquilo, Artur, que te da tiempo a convocar el referéndum. Y como dice el papa Francisco, no tiene mucho sentido pasarse todo ese tiempo, por muy jerarquía de la iglesia católica que seas, hablando del matrimonio homosexual y del aborto. Ojo al campanazo del Papa en esta entrevista que luego comentaremos: “nuestra tarea no es”, dice, “imponerle nuestra doctrina moral a nadie porque el hombre nace libre, estamos para acompañarle, el confesionario no es una sala de tortura”.
Todo indica que, antes de que pasen los mil setecientos millones de años algunas cosas habrán cambiado: en España habremos salido de la recesión y le habremos arrebatado al mundo su capacidad de asombro. Dices: la Tierra será habitable, pero mi pueblo está hecho unos zorros. Esto es importante porque para la extinción del sol quedan seis mil millones de años, pero para las elecciones municipales queda bastante menos. En año y ocho meses ya estaremos votando alcaldes y, en muchos casos, parlamentos autonómicos. Todo el mundo dice que Ana Botella está como Berlusconi, amortizada, pero ella, por si acaso, ha anunciado hoy una bajada de impuestos. Es verdad que ni va a entrar en vigor de inmediato ni es una rebaja sustancial (o sea, como los anuncios que hace el gobierno central, “bajaremos, sí, pero más adelante y sólo lo que antes subimos”), pero confía en que eso anime un poco al personal, porque los madrileños, ha dicho, ya han sufrido bastantes sacrificios.
Esto, la alcaldesa. Pero es que Ignacio González, presidente autonómico de Madrid, del PP, también anuncia una política fiscal “a la baja”, que significa que aún no tiene nada concreto que anunciar, pero que en su ánimo, de aquí al final de la legislatura, está aflojar la presión fiscal a los contribuyentes autonómicos. Que se parece mucho a lo que tiene anunciado Rajoy, en un año anunciaré que al año siguiente bajaré el IRPF, pero que en boca de González ha debido de sonarle mal al ministro de Hacienda, que ayer dijo con sorna que debe de ser que al gobierno de Madrid le sobra el dinero (“y si le sobra, que no venga a pedir”, era un poco la idea, ¿verdad?).
Hoy ha estado el presidente autonómico en Onda Cero y se ha notado que la sintonía Puerta del Sol-Calle de Alcalá no es muy buena. Ni con la calle de Alcalá, donde está Hacienda, ni con la carretera de la Coruña, donde vive Rajoy, la Moncloa. Lleva semanas el gobierno regional pidiéndole al gobierno central que elija una forma de permitir que se fume en Eurovegas: hágalo como quiera, cambiando la ley, cediendo las competencias a las autonomías, pero hágalo ya que Adelson se raja. Y por más que reclama que se despeje el asunto, no consigue una respuesta clara. De propina, el gobierno central lo que sugiere en privado es que el proyecto no va a ir para adelante porque Adelson carece de potencia financiera. Y todo eso junto, Eurovegas, poco entusiasmo por la cosa y respuestas con sorna a los anuncios de rebajas de impuestos, hace que el mal rollo esté creciendo. Puede decirse que hoy está más molesto con el gobierno central el gobierno autonómico de Madrid que el gobierno autonómico de Cataluña. Ignacio González percibe más receptivos, más amables y más considerados a Rajoy y sus ministros con Artur Mas que con él mismo. A Montoro, por ejemplo, le ve tan institucional, echando mano del discurso del diálogo, de la cooperación, de buscar lo que sea mejor para todos cuando le preguntan por Cataluña y y le encuentra, sin embargo, ácido, sarcástico, con un puntito de desdén, cuando se refiere a Madrid y las decisiones de su gobierno autonómico. “Vamos a tener que reclamar nuestro derecho a decidir si se fuma o no se fuma”, se escucha de broma en la Puerta del Sol, porque comprueban que, por alguna razón que igual tampoco se les escapa, el gobierno trata peor a Ignacio González que a Artur Mas o que a Monago, el presidente extremeño, al que le dejan hacer, en su papel muy consolidado de verso suelto.
Artur Mas, por cierto, ha retomado hoy este discurso suyo de “a mí me van a decir los de la Unión Europea cuáles son las normas de la Unión Europea”. Hasta ahí podíamos llegar. “Diga lo que diga Bruselas, no le hagan caso, una Cataluña independiente sería miembro de la Unión por la cuenta que les trae a ellos”. Esto es un poco lo de Rajoy cuando tuvo que pedir el rescate de la banca, que le preguntaron si en Europa le habían presionado mucho y dijo: “El que he presionado he sido yo”. Pues Mas, lo mismo. Que no se ponga tan brava la UE que va a ser ella la que tenga que pedirle a Cataluña que se quede dentro. Cómo se habrá puesto este asunto de la deriva independentista catalana, que hoy el lendakari Urkullu ha pedido un estatus especial para el País Vasco y ha sido visto como un pilar fundamental de la unidad de España.