Tenía razón Pablo Iglesias. En esto tenía razón, vamos a reconocérselo ahora que se prejubila. Sus spots de propaganda de la campaña electoral terminaban con esta frase: Que hable la mayoría. Pues habló.
"Arrasó Díaz Ayuso y se acabó Pablo Iglesias: Ella gobierna, él se prejubila"
No sólo la mayoría: hablaron todos los ciudadanos que desearon acudir a las urnas. La más alta participación que se ha registrado en unas elecciones madrileñas (no se podrá decir que la gente se quedó en su casa). Y una vez habló, en libertad y democracia, la abrumadora mayoría de la sociedad, el resultado está a la vista: arrasó Isabel Díaz Ayuso y se acabó Pablo Iglesias. Ella gobierna, él se prejubila. Ella tiene el partido mayoritario, él se ha confirmado como líder minoritario. Un millón seiscientos mil votos para ella. Doscientos cincuenta y ocho mil para él. Ayuso le ha sacado un millón trescientos mil votos a Iglesias.
Los números son inapelables. Los tres partidos de la izquierda que se conjuraron para ganarle el trono de Madrid a la presidenta conservadora suman 58 escaños. Ella sola ha sacado 65. Su victoria es tan arrolladora que sólo cabe hacer lo que anoche hizo Ángel Gabilondo: reconocerla y admitir que la sociedad madrileña prefiere el gobierno de Ayuso al gobierno de la izquierda. Lo contrario, mantener, como hizo Iglesias o como hizo García, que los madrileños desean para sí el desmantelamiento de sus servicios públicos, la opresión de los ricos sobre los pobres, o directamente ¡el fascismo! ---un pueblo que se desea lo peor a sí mismo --- es despachar con la brocha gorda de la ideología un examen ciudadano que merece de un análisis más serio.
Los madrileños no son más frívolos, o menos responsables, o menos comprometidos con la salud. Lo que han aplaudido es un equilibrio entre las medidas sanitarias y la actividad social
Los votantes en Madrid están al tanto de cómo ha sido la gestión de la epidemia, de sus indicadores de contagios y hospitalizaciones (peores a muchas otras regiones), pero también de que la actividad a medio gas de los teatros o de la hostelería ---llamarlo tabernidad fue un último regalo de Tezanos a la causa ayusista--- ha permitido salvar empleos y aliviar la presión ambiental de las restricciones. Los madrileños no son más frívolos, o menos responsables, o menos comprometidos con la salud. Lo que han aplaudido es un equilibrio entre las medidas sanitarias y la actividad social distinto al que defiende el gobierno y otras comunidades autónomas. Un umbral de tolerancia más alto que en otros sitios hacia el daño humano que provoca la epidemia a cambio de reducir el daño humano que provoca la paralización de la hostelería y los espectáculos.
La sociedad madrileña no ha entrado al juego de convertir el 4 de mayo de 2021 en julio del año 36
Si es la sociedad la que decide qué limites se impone y qué márgenes se da, la sociedad madrileña ha elegido. Y ha ignorado, con carácter general, el planteamiento que de las elecciones quiso hacer la izquierda: la alerta antifascista. No porque la mayoría que ha hablado ame el fascismo, como parece creer el Iglesias batido (y abatido) de anoche, sino porque no ha entrado al juego de convertir el 4 de mayo de 2021 en julio del año 36. Dicho en términos coloquiales, no ha colado. Seguramente porque la mayoría a la que apelaba Pablo Iglesias hace tiempo que no se cree ni lo que dice Iglesias ni al personaje que interpreta.
El hombre que se echó a la espalda la responsabilidad de salvar España del fascismo, dimite
El hombre que se echó a la espalda la responsabilidad histórica de salvar España del fascismo anunció anoche que ser diputado regional ya no le interesa. Admitir que ni de lejos representas a la mayoría social y que tu estrella se ha ido apagando cuanto más poder has ido teniendo requiere de una humildad que Iglesias nunca ha tenido. Hasta para asumir su fracaso descargó culpa en los otros partidos de izquierda. Él se va porque es víctima de todos y de todo. Porque le han convertido en chivo expiatorio y porque rinde así otro servicio a la izquierda antifascista. Y porque si toma posesión del escaño pierde la indemnización de cinco mil y pico euros al mes que tiene por haber sido ministro y que es relevante, hay que entenderlo, para pagar todos los meses la hipoteca. Al menos hasta que empiece a ganarse la vida de otra forma.
"Feminizar Unidas Podemos"
Pablo Iglesias se estrelló en Madrid, su tierra, pero ya se ha ocupado de decirnos que él se va por compromiso con la causa y que su último servicio es lanzar a Yolanda Díaz como relevo. Yolanda Díaz como creación suya. Feminizar su organización. Es verdad que tanto hacer bandera del feminismo y la igualdad frente a los demás, y quien anoche arrasó es una mujer, Ayuso, del PP, y quien anoche desbancó al PSOE es otra mujer, García, de Más Madrid.
"El PSOE sanchista se ha desplomado en Madrid"
La noche del hundimiento socialista, abrazado Gabilondo por orden de la superioridad sanchista al extremismo que él mismo repudió al principio, o sea, al socio letal que ha resultado ser Iglesias.
El PSOE sanchista, que desdeñó a la señora Ayuso y jugó a caricaturizarla como una irresponsable insensible al sufrimiento que provocaba el virus, se ha desplomado en Madrid. Gabilondo ya es historia y el gurú que le mangoneó durante la campaña desde el comité electoral de la Moncloa, Redondo, encaja su mayor fracaso como estratega.
No era verdad que la izquierda fuera mayoritaria en Madrid. Por más que lo proclamara Iglesias. Por más que lo sostuviera Tezanos
Los socialistas pasan de ganar las elecciones (37 escaños) hace dos años a quedar terceros (24 escaños): han perdido 280.000 votos. La nueva líder de la izquierda en Madrid se llama Mónica García, Más Madrid. Entre ella, el señor Gabilondo, tutelado y maltratado por Sánchez ---que anoche lo dejó abandonado en un hotel---, y el prejubilado Iglesias ---victimista hasta para anunciar que se va a su casa--- alcanzan el 41 % del voto de Madrid. El PP tiene el 45 %. El PP con Ciudadanos (desaparecido del nuevo parlamento autonómico), el 48 %. No era verdad que la izquierda fuera mayoritaria en Madrid. Por más que lo proclamara Iglesias. Por más que lo sostuviera Tezanos, el otro gran derrotado de la noche electoral. Del empate entre los dos bloques que Tezanos se esforzó en cocinar (68-68) a este resultado, el real, anoche: (78-58). La utilización del CIS como palanca de la movilización de la izquierda ha quedado en evidencia.