OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La llamada y la fe"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la falta de autocrítica entre los ministros de Sánchez respecto de la amnistía y sobre las declaraciones de Sánchez durante la presentación de su libro -su 'Sálvame de la Tierra Firme'- donde criticó ser el objetivo de la prensa hostil, despiadada, que lo deshumaniza.

Carlos Alsina

Madrid | 12.12.2023 08:32

Sé que en Palencia capital sois más de la Virgen de la Calle que de la de Guadalupe, y en Magaz de la de Villaverde, en Aguilar, de la Virgen de Llano y en Dueñas de la virgen de la O. Pero pongámonos hoy bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe, que es la que toca en el calendario, para que nos ilumine en éste que es el Día de Palencia en Más de Uno. De la provincia de Palencia, que alimenta como ninguna.

A lo largo de la mañana, y desde una de las empresas punteras del sector alimentario palentino, Cascajares (qué le voy a contar yo a usted que usted no sepa) iremos presentándole la enorme variedad, y enorme calidad, de las empresas y alimentos de esta tierra. La Palencia plural, diversa y digestiva.

Viene Sarkozy a hablar de su libro sobre los cinco años de gobierno

Hoy el equipo de este programa se ha dividido. Porque además de estar en Palencia estamos en nuestros estudios centrales para recibir a las nueve menos cuarto la visita de un presidente que acaba de publicar un libro (qué me estás contando, Alsina, viene el presidente). Claro que sí. Viene un presidente a hablar de su libro. Lo presentó ayer en Madrid y ésta será su primera entrevista radiofónica. ¿En serio? Su primera entrevista radiofónica… en francés.

Hemos pensado que era un bonito homenaje a nuestro vecino del norte, ahora que estamos con esto de las lenguas oficiales de la Unión (se le resiste a Albares esta baza prometida a Puigdemont), hemos pensado que era una buena idea escuchar al presidente hablar de su libro en francés. ¿Territuá firmé? No, el libro no se titula Tierra firme, sino Los años de las luchas. Sí, es un relato, interesado, claro, e interesante de sus cinco años de gobierno. De los cinco años de gobierno de Sarkozy. Perdón, que es Sarkozy el presidente que hoy viene. Igual había pensado usted que era el nuestro. No, el nuestro no… A ver, no hay elecciones a la vista.

Hubo un instante fugaz de autocrítica. Cuando admitió Sánchez que el debate con Feijóo no fue su mejor día

Ayer le preguntó Ángeles Caballero (a Sánchez, no a Sarkozy) ¿por qué discriminó durante cuatro años a unos medios y privilegió a otros dándoles entrevistas? Y respondió Sánchez: ‘Hubo gente que me dijo ¿por qué no has ido antes a El Hormiguero? A ver, es que estaba gestionando una pandemia’. No hay más preguntas, señoría.

Bueno, en la presentación sí las hubo. Casi todas de Jorge Javier, muy empeñado en que Sánchez hablara de Feijóo, como si hiciera falta animarle. Dele, presidente, dele. Hubo un instante fugaz de autocrítica. Cuando admitió Sánchez que el debate con Feijóo no fue su mejor día.

Un propio llamó a Feijóo para ofrecerle, atención, tres fechas posibles

Luego ya por la noche llegó la noticia -a punto estuvo de paralizarse España- de que alguien no identificado del Palacio de la Moncloa, del gabinete del presidente -casi todos hombres- había consumado la proeza de levantar el teléfono para comunicar con Feijóo (qué me dices).

No, el presidente personalmente no, él estaría ocupado con mil cosas sísifas. Un propio llamó a Feijóo para ofrecerle, atención, tres fechas posibles, ¡tres!, para verse antes de que termine el año. Eh, no sólo eso, dos de las fechas son antes de Navidad (para que luego digan que no hay voluntad de diálogo).

Tres fechas posibles, ¡tres!, para verse antes de que termine el año. Eh, no sólo eso, dos de las fechas son antes de Navidad (para que luego digan que no hay voluntad de diálogo)

Dices: ¿no podían verse los dos esta misma tarde? No, hombre, no, la alta política no se hace así. De qué viviríamos las tertulias sino existiera la expectativa de lo que va a suceder. Total, tres fechas, tres. Y tres comisiones de trabajo, tres. Las comisiones de trabajo vienen a ser como las mesas de negociación pero sin patas, o sea, para que en lugar de ser Sánchez y Feijóo los que resuelvan sus diferencias haya más gente y se dilate la cosa.

Tres comisiones: lo del CGPJ -que es competencia del Congreso y el Senado, pero qué más da, si ambas cámaras se dejaron expropiar hace décadas-; la financiación autonómica -con la abrumadora mayoría de gobiernos regionales en manos del PP-; y el cambio de redacción de un artículo de la Constitución, sólo uno, para que los discapacitados dejen de ser llamados disminuidos.

¿Para cambiar una palabra también hace falta crear una comisión? Eh, no le ponga peros al diálogo. Total, que después de que el propio hablara con Feijóo imagino que Sánchez le preguntaría: ‘¿qué, qué te ha dicho el socio de Abascal y amigo de juventud de Marcial Dorado, qué fecha prefiere ese agorero?’ Y el propio le respondería lo que dice el PP: que lo del artículo 49, hecho, siempre que los socios indepes no aprovechen para pedir más cambios; que lo de la financiación autonómica, agua mientras tenga una negociación bilateral con la Generalitat de Cataluña; y que lo del CGPJ, sólo si hay compromiso de cambiar después la forma de elegir vocales.

¿Y todo esto no se lo puede decir Feijóo a Sánchez personalmente, en un mano a mano, hoy mismo en la Moncloa?

Dices: ¿y todo esto no se lo puede decir Feijóo a Sánchez personalmente, en un mano a mano, hoy mismo en la Moncloa? ‘Mira, autócrata, a lo tercero, sí; a lo segundo, te has vendido a Puigdemont; a lo primero, saca tus manos de mi Consejo del Poder Judicial’. Calma, calma, para una vez que parece van a hablar en serio de alguna cosa no lo estropee.

Sánchez y Feijóo se verán entre guirnaldas y mazapanes

Se verán. Sin mediador salvadoreño, sin Jorge Javier, y con la Moncloa iluminada con las luces de Navidad. (Mediador, al presidente se le escapó llamar ayer así al señor Galindo, mediador, nada de damo de compañía). Sánchez y Feijóo se verán entre guirnaldas y mazapanes. ¿Qué podemos perder?

A ver, el PP se malicia que la llamada se produjo ayer para comerle terreno en los medios a esto otro que va a suceder hoy. Esto ya no es una expectativa, es un debate parlamentario sobre si debe seguir adelante la tramitación de la ley de amnistía. Que será que sí, números cantan, pero que el PP quiere aprovechar para darle de nuevo el protagonismo a Feijóo como voz de los indignados. Después de todo no hay una sola encuesta que diga que la sociedad española, en esto, está con Sánchez. Y Sánchez lo sabe.

Por eso ayer, en su ‘Sálvame de la Tierra Firme’ aludió a las encuestas del CIS de 2017 sobre la corrupción y sobre Cataluña pero evitó aludir a las encuestas de hoy sobre la amnistía para dirigentes políticos corruptos. Ya cambiarán de opinión los españoles, dice el PSOE. Ah, de las otras encuestas, las que preguntan sobre intención de voto, repone el presidente que carece de sentido preguntar, recién celebradas unas elecciones. Dígaselo a Tezanos, que sigue preguntado todos los meses. Por el voto, no por la amnistía. En noviembre daba dos puntos y medio de ventaja a Feijóo. Igual tiene algo que ver esto de la amnistía.

El PP quiere aprovechar para darle de nuevo el protagonismo a Feijóo como voz de los indignados

La pantanada de ministros en el homenaje de ayer puso en evidencia, primero, que España puede sobrevivir a una mañana de lunes sin que los ministros muevan un dedo (nada mejor tenían que hacer que ir a aplaudir al jefe, porque quienes sí tenían tarea, Montero, Calviño, Ribera, no estaban; el resto, ocioso). Segundo, que el presidente tiene sentido del humor, al menos cuando es él mismo quien hace las bromas. Tercero, que el victimismo es consustancial al poder ejecutivo: no ha habido presidente en España que no se haya dolido de lo injustamente que le trata la prensa.

Sánchez en su ‘Sálvame de la Tierra Firme’ evitó aludir a las encuestas de hoy sobre la amnistía

Una parte de la prensa, hostil, despiadada, que lo deshumaniza -diablos- y que siempre es muy superior en número y potencia a la otra prensa, la seria, la profesional, la rigurosa (que acostumbra a coincidir con la que le baila el agua). No se lo tome a mal el presidente, pero esto de la hegemonía mediática del de enfrente se lo escuché a Felipe cuando gobernaba, luego a Aznar, más tarde a Zapatero (que apadrinó un periódico para debilitar a El País), después a Rajoy (que se quejaba del anti marianismo de medios que él consideraba de su órbita) y ahora, por supuesto, a Pedro Sánchez.

Creer que pluralismo es que haya el mismo número de pedristas que de críticos en cada programa

Pone el presidente un programa de televisión, qué te digo yo, El Hormiguero, escucha una tertulia de radio, qué te digo yo, la nuestra, y si hay más comentaristas criticándole que alabándole concluye que falta pluralismo y que la cosa no está equilibrada. Dices: ¿habrá probado el presidente a ver otra cadena de televisión a la misma hora, pensará lo mismo al sintonizar otra cadena de radio? Ésta es la confusión deliberada en que vive quien tiene el poder ejecutivo: creer que pluralismo es que haya el mismo número de pedristas que de críticos en cada programa.

En su cabeza no cabe que se pueda ser socialdemócrata, o socialista, o de izquierdas y no compartir su manera de liderar el país

El pluralismo consiste en que haya programas y medios de todos los colores, no que las tertulias tengan cuotas, y no será por el empeño de todos los gobiernos que yo he conocido por colocar en los programas a sus afines. Todos es todos. Del mismo modo que hay pluralismo político en el Congreso pero no hay una sola voz discrepante en el grupo socialista. Diversidad de grupos, aunque cada uno respire de una manera.

Dijo Sánchez que le sorprendió muchísimo que en El Hormiguero le dijeran que la mayoría de los comentaristas eran socialdemócratas. Yo diría que le sorprendió porque en su cabeza no cabe que se pueda ser socialdemócrata, o socialista, o de izquierdas y no compartir su manera de liderar el país y de conducirse en política. Créame, presidente, sí que lo es. La impunidad de Puigdemont no tiene nada de progresista.