Tú sabes que cuando das una charla, una conferencia, siempre hay alguien en el público que levanta la mano y dice: yo más que una pregunta tengo una reflexión. Bueno, pues yo, más que un consejo, hoy traigo una sugerencia, una recomendación de lectura. Porque no todas las semanas se reedita un clásico como el Juan de Mairena, de Antonio Machado, que lo publica Página Indómita, editorial joven pero con un catálogo apabullante.
Y el Mairena es un libro, iluminador como pocos, que entre otras cosas enseña en qué consiste ser liberal. Por eso había pensado titular el consejo "sé liberal", pero finalmente no me he atrevido porque no hay palabra más malinterpretada, más deformada, sobre todo los políticos, que son expertos en deformar palabras, que la palabra liberal.
El político se piensa que ser liberal es bajar impuestos,reducir el gasto público y ya está, y esto es porque el político nunca está a la altura de su ideal. Tú puedes ser conservador, ser socialista, ser de centro, ser progresista, y ser liberal. Porque el liberalismo es la confianza en que la colaboración entre las personas es más fructífera que su enfrentamiento, que la prosperidad mutua es mejor que la revancha. Pero lo importante es que el liberalismo no remite exclusivamente a la libertad, sino también, y sobre todo, a la liberalidad, que es el desprecio de todo despotismo.
Por cierto, liberal es una de esas contadas palabras que la lengua española ha incorporado al léxico político, una de esas palabras que te encuentras tal cual si lees en inglés, en francés o en el idioma que sea. Lo mismo sucede con guerrilla con conquista, con junta, con armada, etc.
Pero te hablaba del Juan de Mairena, que es un manual de liberalismo. ¿Quién era Juan de Mairena? Bueno, pues Juan de Mairena era un maestro, un maestro inventado, imaginario, que decía a sus alumnos frases rimbombantes, categóricas, de cuya inexactitud él era el primer convencido, pero que, a su juicio, encerraban una cierta verdad. Irónico, tolerante, abierto, Mairena era inflexible con los errores de pensamiento, con los extravios de la razón, pero indulgente, benévolo y comprensivo con las debilidades humanas. Liberal, en suma.
Dice Mairena que si alguien quiere construir una casa de nada sirve lanzar los ladrillos al vecino y que, por esa razón, para hacer buena política no es recomendable una retórica con espolones. También dice que, en tiempos de cerrazón, tomar partido significa abolir el diálogo y volver a la barbarie cargados de razón. Bueno es recordar que Machado escribió este libro en 1936, cuando ya se columbraba en lontananza la guerra civil…
En conclusión…
Si alguien quiere empaparse del espíritu verdadero del liberalismo, de la liberalidad, del buen juicio, que acuda al Mairena. No hay, a mi juicio, mejor antídoto contra el sectarismo.