CON JORGE FREIRE

Jorge Freire: "No caigamos en la nostalgia"

Jorge Freire recomienda en 'Más de uno' no dejarse invadir por la nostalgia y el manido lema de que "todo tiempo pasado fue mejor".

ondacero.es

Madrid | 04.11.2022 13:49

El consejo de hoy lleva por título: no caigamos en la nostalgia.

De un tiempo a esta parte la nostalgia lo invade todo.Ya nada es lo que era: ni el ciclismo, ni el fútbol, ni los tomates tienen sabor, ni los domingos son los domingos de nuestra infancia.

Es llamativa la memoria selectiva del nostálgico, que envidia la vida sencilla de la abuela, pintorescamente ataviada de abuela, entre peroles y churumbeles, férreamente ordenada por el rito y ajena a las iniquidades de la modernidad líquida. Me recuerda una escena de 'La conjura de los necios', la desternillante novela de Kennedy Toole, en que su protagonista, Ignatius, mostraba su nostalgia por la Edad Media: las catedrales, la escolástica, la sabiduría… ¡Todo eso se vino abajo cuando alguien inventó la perversión de tener que levantarse para ir a trabajar! Naturalmente, Ignatius se olvidaba de aquellos labriegos que, sometidos a onerosos tributos, doblaban la raspa de sol a sol.

Un matiz: la nostalgia está muy bien en literatura, pero en política es una pasión inútil. La izquierda nostálgica vuela, como el pájaro de Borges, con la cabeza vuelta hacia atrás. Por eso es incapaz de ofrecer un futuro ilusionante. El antifascismo a posteriori es una forma cómoda de hacer política; al cabo, ajustar cuentas con un enemigo arqueológico permite escamotear las cuestiones materiales.

También, además de una pasión inútil, puede ser carburante para el reaccionario. La derecha nostálgica pone su empeño en dar la vuelta a la historia como si fuera un calcetín, lo que supone una tarea ímproba.… El dichoso retorno a la grandeza ha sido, tan cacareado en países como Francia o Estados Unidos, ha sido el sintagma eufemístico con que se echaba en falta un país blanco y cristiano.

Alsina: en conclusión…

Toda vez que los científicos han puesto rostro a un agujero negro, algo que solo parecía posible en la ciencia ficción, y que henviado una sonda más allá de Neptuno, hasta un asteroide apodado Ultima Thule (Ultima Thule, sí, el término con que los romanos designaban las fronteras de todo el mundo conocido), me niego a entonar el manriqueño lema de que todo tiempo pasado fue mejor.