CON JAVIER CANCHO

#HistoriaD: Historia de los enfermos imaginarios

Las personas que se preocupan excesivamente por su salud tienden a morir antes que las que no se preocupan tanto. Esta es la conclusión de un estudio reciente que se ha hecho en Suecia. Una historia contada por Javier Cancho.

Javier Cancho

Madrid | 23.01.2024 12:42

Hoy tenemos que darles la razón a los hipocondriacos. Quienes padecen esa angustia se mueren antes. Es decir, si eres hipocondriaco tienes más posibilidades de palmarla. Hay que decirlo claro. No podemos andar con rodeos cundo además el asunto de la muerte prematura es algo que les preocupa especialmente.

Los hipocondriacos han de saber que si persisten en esa actitud, si se empeñan en estar obsesionados, es muy plausible que pronto aparezcan en una esquela.

Seis de cada cien personas han vivido alguna vez, o muchas más bien, la llamada hipocondría, también conocida -desde 2013- como trastorno de ansiedad por enfermedad. Sufren preocupaciones desproporcionadas sobre su salud. El trastorno de ansiedad por enfermedad suele resultar muy debilitante. Quienes lo padecen pasan mucho tiempo preocupándose, y…contando sus preocupaciones a familia, amigos y médicos. En ocasiones, esas personas resultan molestas para los sistemas de salud, por el tiempo y por los recursos de diagnóstico utilizados. De modo que esa dolencia, que lo es, termina siendo bastante estigmatizante.

Los investigadores suecos estuvieron dos décadas dándole profundidad al estudio. Rastrearon 42.000 perfiles, entre los que había un millar de personas con el trastorno de la hipocondría.

Ese informe presenta conclusiones inquietantes para quienes creen estar sistemáticamente malos. En promedio, los que se preocupan tantísimo por su salud mueren cinco años más jóvenes que los que se preocupan -digamos- lo razonable. Además, el riesgo de muerte aumenta tanto por causas naturales como no naturales.

Las personas con esta afección que murieron por causas naturales registraron mayor mortalidad por enfermedades cardiovasculares o respiratorias. Curiosamente, el cáncer no aparecía entre esos factores.

Siendo la mayor de las ansiedades para los hipocondriacos. Entre las causas no naturales, está el suicidio. Con ese nivel de angustia, convencidos de que van a fenecer, se suicidan cuatro veces más que el resto de la población. De hecho, hay un vínculo entre este trastorno de ansiedad y las enfermedades psiquiátricas.

No es justo burlarse de los hipocondriacos. El karma no existe pero lo parecería. El gran Moliere dio su último suspiro mientras se representaba El enfermo imaginario. Otro escritor, Marcel Proust fue una hipocondríaco contumaz. Murió a los 51 años, su fallecimiento prematuro avala las conclusiones de los investigadores suecos. Qué pasa con los escritores. Charlotte Brontë, la autora de Cumbres Borrascosas, comenzó a los 19 años a pensar que iba a morirse. Se murió con 39. Darwin, otro hipocondriaco, dijo que su mala salud le había salvado de las distracciones sociales. Pensaba que gracias a su enfermedad, que no existía, había podido trabajar tanto. Darwin se fue para el otro barrio con 73; pero, probablemente tenía genética centenaria. Eso o se había divertido poco.