NI DE AQUÍ NI DE ALLÍ

"Esfuérzate lo que quieras, nunca serás como nosotros": historias de españoles hijos de inmigrantes

En 'Más de uno' hablamos con españoles con padres inmigrantes para conocer de cerca el racismo que sufren y la falta de identidad que a veces tienen al sentirse que no son ni de aquí ni de allí. Charlamos con Santiago Zannou, director de cine y ganador de un Goya y cuya familia paterna procede de Benín, y con Quan Zhou, ilustradora y novelista gráfica cuyos padres son de China.

ondacero.es

Madrid | 15.09.2022 14:25

En España, muchos españoles tienen padres que nacieron en otro país y vinieron para buscar un futuro o una vida mejor tanto para ellos como para sus hijos. A menudo, muchos sufren racismo y la falta de identidad al no sentirse ni ser tratados como españoles, a pesar de serlo.

El padre de Santiago Zannou era pintor en Benín y vendiendo sus cuadros, consiguió ahorrar los suficiente para irse a vivir a Francia. De París fue bajando hacia ciudades menos frías y acabó en España, donde conoció a su madre.

Los padres de Quan Zhou, por su parte, trabajaban en una zona rural en China, y vinieron a España para ganarse la vida y huir de la política de hijo único obligatoria en su país.

Racismo desde la infancia

De pequeño, Santiago recuerda que sus compañeros le veían diferente por su color de piel, pero sobre todo, tenían curiosidad por su padre. "Mi padre tenía unas marcas en la cara y me preguntaban si venían de un león", dice mientras cuenta que le preguntaban si su padre comía humanos.

"Ese primer recuerdo es agradable, forma parte de una diferencia, de un racismo positivo porque genera una sonrisa", explica Santiago, que reconoce que a partir de los 7 años se complica. Es con esa edad cuando "los niños empiezan a tener noción de su propia personalidad y ven que tú eres distinto". Entonces, comienzan las palabras despectivas "chocolate, nestlé, bombón", y según vas creciendo se convierte en un problema.

Al ser los únicos negros del colegio, la falta de información, la distancia y el desconocimiento provocaban todo ese tipo de expresiones y actitudes en torno a su familia, tanto de rechazo como de curiosidad.

En el caso de Quan, ella no era consciente de que era china porque su cuidadora, su "tata", era española. "Aprendí español y, a la vez, hablaba con mis padres en un dialecto chino, y para mí, todo eso era normal", explica. Sin embargo, cuando le empezaron a llamar "chinita" preguntó a su tata qué significaba eso, a lo que le respondió que tenía los ojos rasgados.

Esfuérzate lo que quieras, nunca vas a ser como nosotros

"Desde la inocencia, yo me preguntaba qué era ser chino. Lo que no sabía es que la gente me estaba señalando que era diferente, que tú no eres como nosotros", dice Quan mientras hace hincapié en lo que ha vivido toda su vida: "esfuérzate lo que quieras, nunca vas a ser como nosotros".

Transmitir tradiciones de padres a hijos

A pesar de establecerse en España, sus padres siempre trataron de mantener ciertas tradiciones o costumbres para que sus hijos recordaran siempre sus orígenes. "El migrante siempre tiene algo de nostalgia dentro de su corazón y sus ojos, y transmitiéndoselo a los hijos hace un recuerdo que se mantiene vivo", explica Santiago.

Esta es una manera de "generar algunos puentes" con la sociedad del país donde viven mientras que se esfuerzan en participar en esa nueva cultura y sociedad.

Transmitiendo tradiciones a los hijos se consigue que un recuerdo se mantenga vivo

La familia de Quan huyó de China para mejorar su vida y la de sus hijos. "No nos vamos, nos echan", dice sobre la migración forzada que sufren muchas personas que siempre sueñan con volver a su país. "El que se va diciendo: amo mi tierra, pero no tengo oportunidad de volver, nunca se quiere ir", asegura Quan.

Sobre las distintas casuísticas de la migración, ella remarca la diferencia con aquellos que se van teniendo trabajo, casa y un futuro solucionado en el lugar de destino.

"Eres más español que yo"

En muchas ocasiones, los hijos de migrantes reciben comentarios como: "eres más español que yo". Sin embargo, Quan insiste en que no existe "un español tipo". Al principio, ella se preguntaba: "¿qué se me está pidiendo a mí toda la vida para luego negármelo todo el rato?".

Con los años, fue comprendiendo que tanto los referentes, acentos y fenotipos entre españoles son totalmenente diferentes. Al final, con las personas racializadas la gente hace distinción teniendo en cuenta su fenotipo o apariencia física: "no te pareces a mi idea de español, por lo que tu españolidad es menos", sentencia Quan.