Beatriz Ramos
Madrid | 10.11.2015 07:20
Cuenta que la falta de acceso al colegio que tuvo ella al huir de la guerra y convertirse en refugiada es la que le mueve a trabajar por los pequeños, a los que les enseña cosas básicas como el alfabeto y espera que vayan a escuelas públicas del país.
Ha conseguido que se oigan las risas y las voces de los niños incluso con juegos de circo y de magia para algunas asignaturas y entre edificios destruidos y hedores de las montañas de basura que les rodean. Lucha también por conseguir agua corriente.
Aziza está nominada al Premio Internacional de la Paz para Niños (que se conocerá el próximo lunes) por su esfuerzo para mejorar su vida y por un futuro mejor. Cuando sea mayor quiere ser abogada para luchar por los derechos de las mujeres y los niños, y por los desplazados por la guerra, que sufren cientos de problemas y cuyos derechos no son respetados por los mayores.