LA ROSA DE LOS VIENTOS

Ecos del Pasado: Lugares mágicos de Francia

En este nuevo entrega de 'Ecos del Pasado', la presidenta de Prisma Publicaciones Laura Falcó Lara nos habla sobre algunos de los misterios y enigmas más sorprendentes de Francia. Entre ellos destaca la Fosse Dionne, uno de los manantiales más singulares del país galo en tanto que se concibió sagrado para los celtas.

ondacero.es

Madrid | 17.01.2022 11:15

En este nuevo entrega de 'Ecos del Pasado', la presidenta de Prisma Publicaciones Laura Falcó Lara expone algunos de los lugares más misterios y enigmáticos de Francia, un país donde la leyenda nada tiene que envidiar a la afamada historia del Reino Unido, a pesar de que la tradición mitológica y legendaria es menor en el país galo.

"Sorprende ver la cantidad de sitios embrujados y legendarios que tiene Francia, aunque no son tan conocidos porque allí la tradición en torno a estas cuestiones es menor", ha expuesto Falcó.

La Fosse Dionne

Tonerre es un pequeño pueblo francés de la región de Borgoña que oculta un misterio desde su fundación, allá por la época romana. Cuenta en su centro neurálgico con un enorme manantial, conocido como Fosse Dionne, del que emergen unas aguas cristalinas que constituyen la razón de ser de esta población.

Con un diámetro de 14 metros, el color azul turquesa del agua de esta cuenca no posee la misma tonalidad que la de los ríos aledaños. Una cuestión que inquieta todavía más a los expertos, que todavía no han hallado explicación a su naturaleza.

A pesar de que se sabe que el agua llega hasta esta enorme boca mediante una red de cuevas subterráneas de piedra caliza, todavía nadie ha conseguido encontrar o establecer el origen del manantial. De hecho, tres buzos han muerto ya intentando descubrir cuál es el origen de su agua.

Dos de estos buceadores fallecieron en una inmersión que se produjo en el año 1974 y el tercero, murió en una inmersión de 1996. El último intento se realizó en el año 2018 de la mano del buceador profesional Pierre-Éric Deseigne, que fue contratado por el ayuntamiento de la localidad para intentar desvelar el misterio. Su aventura terminó a los 370 metros. Al no poder encontrar la fuente, tuvo que volver a la superficie, sin lamentar ningún daño personal.

Los romanos descubrieron el Fosse Dionne y, tiempo después, los celtas la consideraron agua sagrada. Más allá de cualquier misticismo, los expertos señalan que emite agua a una velocidad de 311 litros por segundo, una cantidad que puede multiplicarse por diez cuando se producen precipitaciones.

En cualquier caso, sigue siendo uno de los atractivos turísticos de la región. Pero su origen seguirá siendo un misterio debido a que resulta muy poco probable que ningún otro buzo trate de llegar hasta él.