LA ROSA DE LOS VIENTOS

Ecos del Pasado: Entes que salvan vidas

En 'La rosa de los vientos' hablamos con Laura Falcó Lara, la presidenta de Prisma Publicaciones, sobrealgunos de los más extraños casos de apariciones, presencias o entes que interactúan con el mundo en el que estamos e incluso predicen el futuro para ayudar a las personas.

ondacero.es

Madrid | 07.02.2022 12:48

En 'La rosa de los vientos' hablamos con Laura Falcó Lara, la presidenta de Prisma Publicaciones, sobre algunos de los más extraños casos de apariciones, presencias o entes que interactúan con el mundo en el que estamos e incluso predicen el futuro para ayudar a las personas.

"Hace muchos años me sucedió algo muy extraño: estaba de copiloto en una moto que la conductora quería bajar de la acera cuando algo -que no sé que fue- me dijo que renunciáramos a nuestro intento. Entonces hice que la chica que conducía la moto parara y, de pronto, pasó un coche que atropelló a otro motorista que sí bajó de la acera con su moto". Sucesos como este expuesto por Laura en primera persona, acaparan el protagonismo de los 'ecos del pasado'.

El Milagro de Miguel Ángel Tobías

Miguel Ángel llevaba más de una década recorriendo el mundo en busca de historias de vida que compartir a través de sus programas y documentales, cuando en uno de sus viajes, se convirtió en el protagonista de un relato asombroso.

Miguel ángel se perdió en la cordillera de los Andes, tal y como relata en su libro Renacer en los Andes. Sin agua, sin comida, a muchos grados bajo cero y sabiendo que nadie iba a ir a buscarle, la muerte parecía su destino, pero fue entonces cuando se produjo el milagro.

La lucha no era contra el frío, sino consigo mismo porque, tal y como relató después, la mente le pedía que se durmiera y acabara con aquel sufrimiento. Sin embargó, repentinamente sintió cómo una mano le tocaba la cara, algo que resultaba imposible porque estaba solo. Sea como fuere, aquella presencia le hizo percatarse de que se había quedado dormido. Para más inri, pasado un tiempo, volvió a sentir cómo aquella mano le despertó, salvándole por segunda vez la vida de la muerte.

Finalmente, empezó a amanecer yMiguel Ángel pudo sentir el calor del sol, sin duda, un buen aliciente para proseguir con un camino de más de doce horas, cordillera abajo, hasta llegar a un almacén donde pudo reponerse del frío, el hambre y la sed.

¿Qué fue lo que le despertó? Tal vez Dios, tal vez un espíritu, el propio instinto de supervivencia... Parece que nunca lo sabremos.