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El monólogo de las ocho: "Esto no es sólo una vergüenza para el Barça, lo es para toda la Liga"

El monólogo de Rafa Latorre en La Brújula con su análisis de la actualidad

ondacero.es

Madrid | 16.02.2023 20:55

No, no es fútbol. No, en la medida en que lo de Lucky Luciano no son finanzas. No es fútbol, es corrupción. Hoy todo el mundo, y esta no es una fórmula tópica, hoy todo el mundo está hablando de lo del Barça, ante lo que es el mayor escándalo de la historia de nuestro fútbol.

Ustedes pueden escuchar todos los detalles en los espacios deportivos de Onda Cero, donde el equipo de Edu García y Aitor Gómez está ofreciendo detalles escalofriantes de un caso que va mucho más allá del conflicto de competencias, del ‘compliance’ que diría Tebas, para adentrarse en la adulteración de la competición.

Les hago un resumen rápido por si ustedes llevan 48 horas desconectados de todo y no se han enterado.

Una investigación de la Fiscalía de Barcelona descubrió pagos del Barça por valor de 1millón y medio de euros a José María Enríquez Negreira entre 2016 y 2018 cuando este era vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros. Pueden hacer el cálculo. 42.000 euros cada mes. ¿Por qué? Por una asesoría técnica de la que no hay un solo papel. Hay unos vídeos. Pero aparte qué asesoría técnica puede brindar limpiamente a un club un vicepresidente del Comité de Árbitros.

Ahora sabemos que no fueron 1 millón y medio de euros sino 7 millones desde 2001) (7 millones. Ayer estuvo en el RadioEstadio Noche, con Edu Pidal el expresidente del Barça Joan Gaspart. Aparte de que hizo una defensa muy precaria de todo esto… mintió descaradamente). Otra cosa es que Gaspart no supiera que tenía contratado al vicepresidente del Comité de Árbitros.

No hay nadie que conserve un mínimo de exigencia moral al que esto no le escandaliza. Aun quien ni siquiera conserva un mínimo de exigencia moral finge escandalizarse. Lo que pasa es que hay fingimientos más creíbles que otros. Antes les hablaba de Javier Tebas, presidente de la Liga Nacional de Fútbol Profesional. ¿Qué va a hacer? Pues dice que anda porque los delitos habrían prescrito.

Bien hasta aquí lo superficial. Digamos que lo evidente. Aún quedan los detalles que ya saben que ahí es donde habita el diablo. Les elogiaba el trabajo que está haciendo el equipo de Deportes de Onda Cero. Bien gracias a ese trabajo se ha podido el testimonio de un ex árbitro muy conocido. Un hombre con una carisma muy especial, como es Andújar Oliver. Lo que cuenta Andújar hiela la sangre. Porque uno se pregunta… hasta dónde ha llegado todo esto. Cuenta Andújar que antes de los partidos importantes el hijo de Enriquez Negreira llamaba a los trencillas, a los árbitros, para llevarlos al Camp Nou. Y que por el camino, claro les hacía de coach, antes de los partidos. Volvemos a repetir: el padre era vicepresidente del Comité de Árbitros y cobraba del Barça 46mil euros al mes y el hijo se dedicaba a tratar con los árbitros especialmente para prepararlos para las citas especiales en las que el Barça se jugaba algo.

Permanezcan atentos, porque a eso de las 11 conoceremos las portadas de los periódicos de mañana y ya les puedo augurar que vienen con novedades importantes sobre el caso. Esto no es sólo una vergüenza para el Barça, lo es para toda la Liga. Y no es juego o un deporte. La corrupción lo envilece todo y en el fútbol se mueve tanto dinero, voluntades, pasiones e intereses que sería de ingenuidad oligofrénica pensar que sólo es un juego.

La ley del aborto divide a la derecha, la ley trans divide a la izquierda y ambas se han aprobado hoy en el Congreso de los Diputados para solaz de Irene Montero, que sigue sacando adelante sus iniciativas legislativas a pesar de la probada negligencia de sus textos legales.

En cuanto a la ley del aborto, el apoyo del PP tiene algo de histórico por cuanto supone que el partido adopte por la vía de los hechos una ley de plazos como el marco regulatorio más razonable para la interrupción del embarazo. A lo que se opone el PP es al único cambio sustancial que introduce esta nueva ley, que es recuperar la posibilidad de que las menores entre 16 y 18 puedan abortar sin el conocimiento de los padres.

Claro, Vox trata de encontrar en este asunto una fisura por la que se le fuguen votantes confesionales al PP. Lo que pasa es que lo que debería aclarar Vox es cuál es su opción. Sabemos que se opone, pero qué es lo que propondría. ¿Ilegalizar el aborto y juzgar penalmente a quienes lo realicen? Convendría que lo dijeran. Porque tampoco se les ve demasiado partidarios de una ley de supuestos.

La otra, la que divide a la izquierda, es la ley trans. Una ley muy controvertida, que ha provocado la división entre los queer y las feministas y que augura un 8M calentito. Por de pronto, del Código Civil desaparecen el padre y la madre para llamarse «personas» o «progenitor gestante». Además se consagra la libre autodeterminación de género a partir de los 14 años sin necesidad de aval médico o la intervención de un juez. Esto es lo que enerva a las feministas que consideran que hace desaparecer al sujeto histórico de su lucha, que es la mujer. Si todo lo que separa a un hombre de una mujer es una inscripción en el registro va a ser difícil justificar toda la legislación en favor de la mujer, dicen.

Hoy Carmen Calvo, de hecho, ha vuelto a abstenerse. Porque en esto, vamos a decirlo con claridad, la oposición sobre todo ha corrido a cargo de una parte muy influyente del Partido Socialista, que ha visto cómo Podemos iba superando los trámites para su texto legal sin que se atendiera a una sola de las modificaciones que proponían las socialistas.

En esto como en la ley del sólo sí es sí, la cerrazón de Irene Montero ha encontrado su recompensa. Ni una enmienda, ni siquiera la referida a los menores y además en un tiempo en que se están revirtiendo leyes similares en otros países.

Irene Montero sigue cobrándose victorias que terminan en el BOE. Y eso que la relación entre los socios de la coalición no puede ser más nefasta. Ahora Podemos está presionando al PSOE con la cesta de la compra y aún quedan como 7 leyes esperando ser tramitadas y que permiten augurar nuevos enfrentamientos.