Las aguas anegan miles de hectáreas ribereñas del Ebro. Campos de almendros bajo la corriente, frutales naufragando en las aguas, huertos transformados en pecios. Por mucha agua dulce que arrastre el Ebro, este año la cosecha es amarga.
El Gobierno promete para el Consejo de Ministros del viernes declarar las áreas anegadas como zona catastrófica. El problema, como denuncian muchos agricultores, es que todavía, a estas fechas, no han cobrado aún las promesas y las ayudas de las inundaciones de 2018.
Del agua dulce a la salada. España se ha opuesto a las reducciones de las capturas de pesca aprobadas por la Unión Europea pero aún así, han prosperado. Recorte del 8% en las capturas de merluza, el pescado más consumido en España y recorte en las jornadas de pesca en el Mediterráneo y más límites al arrastre. Las cofradías protestan, las de Andalucía afirman que supone un 50% menos de facturación. España se ha quedado más bien sola, no ha conseguido aliados suficientes para ahormar una minoría de bloqueo. Eso de no tener aliados en Europa últimamente nos ocurre más a menudo de lo que quisiéramos, ahí está lo que ocurre con la energía.
Donde también hay remolinos es en la negociación de la Reforma Laboral. La CEOE afirma que no aceptará presiones y los empresarios del transporte han decidido adelantar su cabalgata de Reyes para mañana. Tienen previsto cambiar de ruta y marchar sobre el centro de Madrid a paso lento, a ritmo de atasco y no de autopista.
Como apuntaba, España no consiguió apoyos en Europa para sus ideas de cambiar el mercado mayorista de la electricidad. Cosas de no contar con peso y aliados suficientes. Mañana la electricidad marcará un nuevo récord histórico de 291,73 céntimos el megavatio/hora en el mercado mayorista.
Nikita Kruschev apuntaba que los políticos prometen puentes donde no hay ríos. El Ejecutivo insiste en que se cumplirá la promesa de Pedro Sánchez de terminar el año a un precio similar al del 2018. Aunque para hacer la comparación ya preparan malabarismos estadísticos y comparativos. Por si acaso el Ejecutivo deja abierta la puerta a nuevas medidas fiscales mientras aprueba un PERTE, un plan de inversiones en renovables, donde destaca como vector el hidrógeno verde