LAS CLAVES DE LA BRÚJULA

Giordarno Bruno: retrato de un protocientífico

Alberto Aparici nos habla sobre este filósofo del siglo XVI conocido por sus opiniones polémicas, por la ideas científicas que anticipó y por su violento final: quemado en la hoguera en el año 1600.

ondacero.es

Madrid | 20.02.2024 20:04

"El tiempo es el padre de la verdad; la madre es nuestra mente", el autor de esta frase es un precursor de la ciencia, un "protocientífico" que se expresaba a veces con acertijos. Giardano Bruno, era un filósofo del siglo XVI que se dio a conocer por sus polémicas opiniones, las ideas científicas que anticipó y por su violento final: quemado en la hoguera en el año 1600. Ahora en ese lugar, el Campo de Fiori en Roma, hay una estatua en su honor.

Nuestro divulgador científico, Alberto Aparici, cuenta que Bruno enunció frases "para las que no estábamos preparados". Para empezar, que el universo tenía que ser infinito, algo impensable para un mundo que "llevaba 1500 años instalado en el geocentrismo". Para la sociedad de esta época el universo era "esa esfera y nada más" y además "giraba alrededor de la Tierra impulsada por el poder de Dios". Pero, como relata el científico Bruno aseguró que era un "disparate".

Su argumento invocaba al poder de Dios, aseguraba que su capacidad creadora "era tan grande que obviamente tenía que dar lugar a un universo infinito": “Tan grande es la excelencia de Dios y así se manifiesta la grandeza de Su reino. No se le rinde gloria en uno, sino en incontables soles. No en una sola Tierra, sino en mil millares. Yo digo que en una infinidad de mundos”, fue la frase del filósofo.

Giordano Bruno fue condenado por la Inquisición y quemado en la hoguera. A pesar de ser una persona con opiniones religiosas muy fuertes, tal y como cuenta Aparici, "parece que era un poco escéptico con la Trinidad, la divinidad de Jesús, con la virginidad de María... El tenía una visión un poco naturalista de la religión en la que Dios se manifestaba en todos los fenómenos naturales". Explica el científico que parece que fueron esas "opiniones heterodoxas" las que más pesaron el juicio de la Inquisición.