TERRITORIO NEGRO

Operación Erial. El sumario contra Eduardo Zaplana

Eduardo Zaplana, el que fuera presidente de la Comunidad Valenciana y ministro en los gobiernos de José María Aznar, está en libertad con cargos de varios delitos de corrupción. Zaplana, que padece una enfermedad grave, una leucemia, recibió el alta hospitalaria. En este territorio negro, vamos a tratar de desbrozar el laberinto de la operación Erial, donde se acusa al ex ministro Zaplana de cobrar sobornos millonarios a cambio de contratos públicos.

Luis Rendueles | Manu Marlasca

Madrid | 09.07.2019 17:00 (Publicado 09.07.2019 16:03)

Hemos visto que Zaplana está en libertad a la espera del juicio y sigue también con su tratamiento médico. La Guardia Civil y la juez le acusan de haberse hecho millonario gracias al cobro de sobornos cuando era presidente de la Generalitat Valenciana. ¿Cuáles fueron esas dos operaciones de corrupción?

Zaplana fue presidente de la Comunidad Valenciana entre los años 1995 y 2002. Los dos contratos públicos que su gobierno concedió y que se investigan por el supuesto pago de sobornos fueron primero la privatización del servicio de las ITV en Valencia, las inspecciones de vehículos, que se concedieron para un plazo de 25 años. Y el segundo, el llamado Plan Eólico Valenciano, un formidable proyecto de instalar generadores por toda la Comunidad, por cierto, declarado años después ilegal porque no era competencia autonómica sino estatal. Los dos proyectos fueron concedidos en su día por el gobierno Zaplana a un grupo de empresas, entre las que siempre está una llamada Sedesa. Sedesa es la empresa de la familia Cotino, una familia muy vinculada al PP. De hecho uno de los Cotino, Vicente, ha sido condenado por financiar ilegalmente al partido. Y otro Cotino, Juan, fue director de la policía nacional con el gobierno del PP. La Guardia Civil ha descubierto que Sedesa ganó 86 millones y medio de euros con la concesión de esos dos contratos públicos. Y apunta en el sumario que, a cambio de esos pelotazos, montaron un complejo mecanismo para agradecérselo al señor Zaplana y a varios colaboradores suyos.

Son operaciones complicadas, de ingeniería y blanqueo de dinero. Vamos a tratar de resumirlo, como lo hace la UCO de la Guardia Civil en sus informes a la juez Isabel Rodríguez La Guardia Civil sostiene que lo que hizo la empresa de los Cotino fue constituir dos sociedades en Luxemburgo en el año 2001. Esas sociedades se llamaban Imison International y Fenix Investment. Luego, compran participaciones muy baratas de dos sociedades españolas, también de la familia Cotino. Pagan unos pocos miles de euros. El siguiente paso es vender esas participaciones que no valían nada entre 2005 y 2007, a las empresas de Luxemburgo. Pagan casi ocho millones y medio de euros por esas participaciones casi sin valor. La Guardia Civil cree que así ya está el dinero fuera, en Luxemburgo, que lo que se está pagando, con esos más de ocho millones y medio de euros, son los sobornos por aquellos viejos contratos públicos.

Cuando el dinero ya está fuera, en Luxemburgo, las dos sociedades son puestas a nombre de dos hombres de confianza de Zaplana, que figuran como representantes. Luego, esas sociedades se vacían de dinero, que pasa por Uruguay, Panamá y Andorra. Los investigadores de la Guardia Civil creen que parte de ese dinero retornó a España por diferentes medios: uno de los hombres de confianza de Zaplana, el que fuera su jefe de Gabinete, se acogió a la amnistía fiscal del entonces ministro Montoro y afloró, como se decía entonces, 2,2 millones de euros. La UCO también apunta a la compra de inmuebles, como dos parcelas cerca del mar en Villajoyosa, provincia de Alicante, que iban a ser recalificadas de forma inmediata para construir, inmuebles y coches de lujo.

Eduardo Zaplana insiste en su inocencia y afirma que él no ha cobrado nunca ningún soborno. ¿Hay alguna prueba física contra él?..., porque su nombre no sale en esas sociedades. Toda la investigación arranca del caso Taula, de la financiación ilegal del PP en Valencia. Allí hay un personaje, un ex cargo medio del PP valenciano y ahora arrepentido llamado Marcos Benavent, que se definió a sí mismo como un yonqui del dinero y ahora colabora con la justicia. Benavent entregó unos papeles hallados junto a la caja fuerte de un piso donde había vivido Zaplana en Valencia mientras fue presidente de la Generalitat. En el último párrafo de uno de esos cuatro folios, se habían tachado varias palabras que la Guardia Civil ha reconstruido y quedan así: "el documento original que sirve para el cambio de propiedad de Imison International (una de las dos empresas de Luxemburgo donde se habrían pagado los sobornos) está bajo mi custodia y la de Vicente Cotino".

El caso es que, a pesar de todo ese flujo de dinero negro, sigue habiendo dinero en el extranjero, dinero de esa trama que sus integrantes quieren traer de vuelta y sin levantar sospechas. Hay que buscar un especialista, posiblemente uno de los mejores del mundo. Hay un momento en que Zaplana y los suyos deciden ponerse en manos de un abogado uruguayo, un hombre llamado Fernando Washington Fernando Belhot Fierro, y especialista digamos en gestión de capitales dudosos. Tiene una asesoría financiera en Montevideo, Uruguay, un país bastante flexible con esto del dinero negro. Le piden que monte un operativo que permita traer el dinero a nuestro país sin levantar sospechas. Belhot vacía las sociedades luxemburguesas en dos uruguayas a su nombre. Este financiero figura en las investigaciones del dinero negro de Zaplana, también en las del ex presidente de Madrid, Ignacio González y hasta en el caso Oderbrecht, la constructora brasileña que pagó sobornos por toda Latinoamérica y que ha provocado el encarcelamiento de varios presidentes y ex presidentes de Gobiernos sudamericanos.Y la Guardia Civil va a por Fernando Belhot, ese digamos, dinamizador de dinero negro por el mundo. Y consigue que hable. Muy mala noticia para Zaplana.

Esa confesión de Belhot es lo que marca la diferencia en este caso respecto a otras investigaciones de corrupción. El abogado uruguayo declaró el 25 de enero en el juzgado de Valencia. Recuerda que conoció a Zaplana en el año 2009, que él le habló de dos amigos, Joaquín Barceló y Francisco Grau, y que le pidieron luego, en una reunión, asesoramiento para la estructura que tenían montada en Luxemburgo. Él les propuso Uruguay para solventar los problemas fiscales que tenía supuestamente en España el tal Barceló. Belhot contó a la juez que pronto se dio cuenta de que el "papel protagónico" era de Eduardo Zaplana. Que entonces empezó a asesorarle, para lo que viajaba a Madrid con frecuencia, hasta el año 2018, cuando fue detenido. Añadió que Zaplana le había confesado que casi todo el dinero que estaba en Luxemburgo era suyo y solo una pequeña cantidad era de sus dos amigos.

Bien, y para este abogado uruguayo que empieza a asesorar a Zaplana, su cliente español puede ser una especie de llave, de forma de conseguir un mercado aquí. Belhot explicó a la juez que para él Zaplana era un cliente interesante. Era presidente del club siglo XXI en Madrid y, así lo explicó, "Zaplana tenía muchos e importantes contactos que me presentó, como presidentes de empresas del IBEX 35, tanto en activo como retirados, políticos de países iberoamericanos, y éstos a través de la Fundación FAES. Zaplana también me facilitó contactos con los que pudieran ser futuros clientes míos como grandes empresarios de Repsol, Acciona, ACS... etcétera".El caso es que este digamos especialista uruguayo viaja a España y se reúne con Zaplana, casi siempre en un hotel de lujo del barrio de Salamanca, en Madrid. El objetivo era traer el dinero de vuelta. La idea era siempre devolver el dinero a España sin levantar sospechas, pero no era fácil. Belhothabía movido unos ocho millones de euros de la trama. A veces se perdió dinero, como cuando invirtieron en un banco de Grecia esperando sacar partido de la crisis de aquel país. El banco quebró.

El primer sistema puesto en marcha por el uruguayo fue tan artesanal como seguro. Son los agentes de cambio. Gente de confianza que entrega en mano el dinero en cualquier lugar del mundo, a cualquier persona. Luego se les compensa ese dinero. En este caso, el dinero se entregaba a la secretaria del señor Zaplana, Mitsuko Hernández. Personas de confianza del abogado daban el dinero del que no quedaba rastro. Según su declaración, el sistema funcionó durante siete años y así hizo llegar unos dos millones trescientos mil euros a la secretaria de Zaplana. La Guardia Civil vigila algunas de esas reuniones y las graba. Hay una bastante esclarecedora el 18 de abril de 2018. En el mismo hotel de cinco estrellas de costumbre, son las cinco de la tarde y Belhot y Zaplana toman una infusión. Zaplana dice "yo tengo mi sueldo, que es un buen sueldo (se refiere a su empleo en Telefónica). Yo puedo sacar... que no pasa nada, pero no puedo sacar cinco millones de... primero porque no los tengo ahora, porque me he metido en un problema. Pero segundo, es que aunque los tuviera, tengo que decir aquí en España y me van a decir, ¿usted dónde va?". El abogado uruguayo le ofrece entonces ir dándole todo ese dinero en billetes de 500 euros. Zaplana le dice que es complicado y los dos acuerdan que sea en billetes de 50 euros en varias entregas, durante un mes.

Un mes después se produce la detención de Eduardo Zaplana. La Guardia Civil ha ido avanzando en sus investigaciones. Primero, la colaboración del abogado uruguayo ha permitido devolver a España ya 6.3 millones de euros de la trama corrupta. Los investigadores de la UCO han seguido, siguen, tirando del hilo. En un registro en la casa de Eduardo Zaplana encontraron lo que llaman un "relato" en el que se incluye, por ejemplo, el nombre de las dos sociedades uruguayas creadas por el abogado Bellhot. En el registro del despacho que Zaplana tenía en Telefónica encontraron también manuscrita el número de una cuenta suiza en el banco UBP con el nombre de una sociedad panameña investigada en el asunto y llamada MersonOverseas. En su casa encontraron 18 mil euros en metálicos y toda una colección de relojes de lujo, algunos valorados en 50 mil euros. También se investiga si es el dueño de dos yates que están a nombre de una sociedad suiza, el Polycarpus y el AngelHeart. La juez ha preguntado por el origen de ese dinero, esas casas, esos coches de lujo, esos relojes... Ha ordenado inmovilizar muchos de ellos, valorados en otros siete millones de euros, porque entiende que pudieron comprarse con el dinero de sobornos. Dos coches de lujo, dos Audis, que compraron Zaplana y su esposa Rosa Barceló, otros cinco coches más, un chalet en Benidorm... En cuanto a los relojes, Zaplana ha declarado que algunos los compró él con su sueldo y que otros fueron "regalos", pero no ha especificado de quién ni por qué motivo, lo que no ha levantado las sospechas sobre esa colección.

La Guardia Civil también ha encontrado seis millones de euros más en una cuenta en el banco BPA de Andorra, a nombre de Joaquín Barceló, uno de los hombres de confianza de Zaplana. Se investiga si ese dinero pudo proceder de sobornos por Terra Mítica, aquel parque temático ruinoso en la Comunidad Valenciana. Barceló fue director de Relaciones Institucionales de Terra Mítica. En los últimos meses, los investigadores también han puesto la lupa sobre la compra de un piso para María, una de las hijas de Zaplana, y de un coche para Rosa, otra de las hijas. Sus padres le donaron 340 mil euros en el año 2009, con los que compró un piso en Madrid. Ella compró luego un piso por un millón de euros en Valencia. Se investiga a su marido, un importante financiero llamado Luis Iglesias, que recibió más de dos millones de euros desde Suiza. Pero es que la Guardia Civil también investiga su compra de coches, al igual que la de su hermana Rosa, que adquirió un Porsche Cayenne, cuando no tenía ningún tipo de ingresos.

La UCO rastrea incluso con qué dinero se pagó el alquiler de un piso que la hija de Zaplana realizó para que su padre acudiera allí cuando recibía tratamiento en Valencia para su enfermedad. El arrendatario, un ciudadano búlgaro llamado Miroslav Schopoff, un hombre conocido como el rey del lingote por sus negocios de compraventa de oro, ya estaba siendo investigado en otro asunto de blanqueo de dinero por la Audiencia Nacional. Shopoff, por cierto, ha desaparecido del mapa. Y en este asunto aparece también una joven diputada del PP en Valencia, llamada Elvira Suanzes. Su hermano Saturnino, abogado, aparece investigado en relación al dinero de la trama en Andorra. Los investigadores siguen el rastro de una casa en la calle Núñez de Balboa en Madrid. Creen que su dueño real era Zaplana. Y comprueban que parte de los muebles de esa casa son enviados a la casa, en Barcelona, de la ex diputada Elvira Suanzes. El chófer de Zaplana ha declarado que llevó al ex ministro a esa casa en varias ocasiones.

Bien, con todo este panorama de una búsqueda casi titánica del rastro de unos sobornos de hace muchos años, ¿de qué delitos está acusado Eduardo Zaplana y por cuáles puede ser juzgado? Aquí siguen las dificultades, jefa. Según con qué abogados hables te lo explican de forma diferente. Casi todos coinciden en que los delitos de malversación de fondos públicos o fraude en la contratación ya habrían prescrito, se cometieron hace muchos años. Sin embargo, sí podrían ser acusados por blanqueo de dinero con todas las operaciones realizadas para limpiar esos pagos en el extranjero. Y también por delitos fiscales, porque el sumario incluye, por ejemplo, la declaración de la renta que hizo Eduardo Zaplana en el año 2017, cuando la Guardia Civil y la juez aseguran que ya tenía todo ese capital digamos amasado por el mundo. Me vais a sorprender con la declaración de la Renta de ese hombre que fue ministro portavoz y ministro de Trabajo con el PP y luego fue asesor de una multinacional como Telefónica. ¿Pagó mucho dinero a Hacienda en el año 2017 don Eduardo Zaplana? Su declaración, aportada por sus abogados ante la juez, revela que Zaplana tuvo que pagar a Hacienda. Lo hizo, exactamente pagó 2.554 euros y 71 céntimos. Posteriormente, Zaplana hizo una declaración complementaria a Hacienda, rectificó algunos datos y pagó 8.367 euros.

Hay una historia curiosa en esta operación Erial. La juez ha autorizado a los investigadores de la UCO, los mismos que han investigado y detenido a Eduardo Zaplana, a utilizar los coches que supuestamente compró gracias a los sobornos de la red de corrupción. Desde hace unas semanas, los investigadores de la Guardia Civil que siguen a delincuentes de cuello blanco o traficantes de droga se camuflan en esos entornos con los dos Audis, un Q7 y un Q3 propiedad de Zaplana y su esposa, y con otros coches de la red. Fue una decisión a la que se opuso Zaplana con toda su energía y logró retrasarla durante meses. Ahora solo recuperará los dos coches, valorados en unos 110.000 euros, si es absuelto.