ENTREVISTA JULIA EN LA ONDA

"Una mujer, un voto", la novela gráfica que homenajea a las mujeres que consiguieron el sufragio femenino en España

La autora del texto, Alicia Palmer y la ilustradora, Montse Mazorriaga reivindican la lucha de las feministas y la figura crucial de Clara Campoamor

ondacero.es

Madrid | 30.09.2021 18:30

El 1 de octubre de 1931 se aprobó el sufragio femenino en España. A partir de ese día, toda mujer mayor de 23 años tenía el mismo derecho a votar que cualquier hombre. El debate para lograrlo fue intenso y estuvo protagonizado por dos mujeres con posturas opuestas: Victoria Kent y Clara Campoamor.

"Una mujer, un voto" es una novela gráfica elaborada por Alicia Palmer y Montse Mazorriaga, quienes han tratado de reflejar un hecho que consideran poco conocido de la historia de España, la lucha de la mujer por conseguir el voto.

"Conseguí el libro de Clara Campoamor, "El voto femenino y yo: mi pecado mortal" y tuve el interés de rescatar esa historia", ha explicado Palmer ante la idea de elaborar este proyecto.

En la novela, Palmer no solo ha tratado de mostrar la realidad del sufragio femenino español, sino que la ha enlazado con otra historia cuya protagonista es una joven recién llegada a Madrid, la cual descubre el movimiento de la lucha obrera y sindicalista en una tabaquera. "La figura de la protagonista es primordial para aprender el funcionamiento del sufragismo y del sindicalismo. Es una figura con la que las nuevas generaciones aprenderán", ha afirmado Montse.

¿Por qué una novela gráfica?

"Si hay una manera de acercar a los jóvenes, es mediante la novela gráfica", ha asegurado la ilustradora, cuyo trabajo nace de hechos históricos recreados de documentos y fotografías sacados de la Hemeroteca Nacional, tal y como ha comentado.

90 años desde la aprobación del voto femenino

El 1 de octubre de 1931, la diputada madrileña Clara Campoamor sacó adelante la aprobación del artículo 34 de la Constitución republicana, en el que se consagraba el derecho a voto de las mujeres.

La madrileña es la única sufragista del mundo que consiguió el derecho al voto femenino defendiéndolo desde una tribuna parlamentaria, convirtiéndose así en un hito internacional.