Millet y Montull y el tesorero de Convergencia, Osácar, se han sentado hoy en el banquillo por el cobro de comisiones ilegales de la constructora Ferrovial a cambio de adjudicaciones de obra pública. Tanto ha sido el tiempo transcurrido que a Félix Millet le ha dado tiempo a usar ya silla de ruedas y a Ferrovial, a pedir la prescripción del delito de tráfico de influencias.
Hay expectación por ver en qué acaba lo que ayer se supo: que Jordi Montull, el dos del Palau, ha propuesto a la Fiscalía delatar a Convergencia a cambio de librar a su hija Gemma de la cárcel. Tal vez por eso el abogado de convergencia ha declinado interrogar a cargos públicos del partido, incluidos exconsellers de obras públicas. No sea que Montull, si cumple su palabra, les deje con el culo al aire.
En todo caso, Convergencia ya no existe, Millet es muy anciano e igual a Ferrovial le ha prescrito el delito. Al final se llevará la peor parte el tesorero de convergencia. ¡Los tesoreros, esos perfectos chivos expiatorios!