Oaxaca cuenta con tres lugares declarados por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad: la capital, Oaxaca de Juárez, el sitio histórico de Monte Albán y las cuevas prehistóricas de Yagul y Mitla. Cuenta con la pluralidad y la diversidad que le aporta una de sus mayores riquezas: su gente. En Oaxaca viven 16 grupos étnicos que hablan más de 22 lenguas, entre ellas las que escuchó Hernán Cortés. El grupo más numeroso lo forman los zapotecos. Ya hace 2000 años, la cultura dominante era la de los zapotecos, que se llamaban a sí mismos el pueblo de las nubes. Fueron los aztecas quienes les llamaron zapotecos y quienes bautizaron la región como Huaxyácac, que significa, en náhuatl, la punta del lugar de los huajes, por la abundancia de huajes, un tipo de acacia. Un nombre que los españoles transcribieron como Oaxaca. Hoy se mantiene la escritura de entonces, de la época colonial, aunque se pronuncia conforme a la evolución del sonido de esta palabra, Guajaca.

Los mercados de Oaxaca de Juárez, un tesoro de la gastronomía
Oaxaca de Juárez, su capital, es una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Que destaca por la belleza de su arquitectura, la riqueza de sus tradiciones culturales, las fiestas y los mercados, y por la suavidad de su clima: es primavera todo el año. Los españoles encargaron el trazado de la ciudad a uno de los mejores urbanistas del siglo XVI: Alonso García Bravo, arquitecto de las ciudades coloniales de México y de Veracruz. García Bravo trazó la ciudad a cordel, a partir de la plaza central, el Zócalo, donde se encuentran a un lado, la catedral y enfrente, el palacio de Gobierno. No hubo nunca muros, ni defensas. Solo calles y plazas. Del Zócalo parte, por el lado de la Catedral, una gran calle peatonal, llamada Andador Turístico. Es un largo camino aún empedrado, bordeado por los edificios más bellos de la ciudad, galerías de arte, la biblioteca pública, varios museos y varias academias musicales, donde ensayan grupos de cámara.
Pasear por el Zócalo y por el Andador ya sería suficiente para enamorarse de Oaxaca, pero aún nos faltaría otro encuentro imprescindible: sus mercados. El mercado más popular en la capital es el llamado 20 de noviembre. A la entrada se sitúan los vendedores de chicharrones. Luego forman los vendedores de chocolate y los distribuidores de quesillos. El queso oaxaqueño está formado por tiras delgadas enrolladas unas con otras hasta que resulta una gran bola de queso, tan típico de Oaxaca como el mezcal o los chapulines, pequeños saltamontes, sazonados con ajo picado, limón, chile en polvo y sal. Cerca, está el otro gran mercado de la ciudad, el mercado Benito Juárez, que, también tiene comida, pero, además, vende vestidos tradicionales, huipiles, rebozos, sarapes, que mezclan símbolos indígenas, técnicas de hilado colonial, con los colores naturales típicos de Oaxaca, extraídos de árboles, de minerales, de insectos, o del llamado caracol púrpura.

Tres rutas por Oaxaca que no te puedes perder
La primera, al oeste de la capital. Comenzaría en Monte Albán, sitio histórico situado apenas a 10 kilómetros de la ciudad. Fue la capital del pueblo de las nubes hace 2500 años. Es Patrimonio de la Humanidad. Visitar el sitio, su museo, permite conocer la huella de una de las civilizaciones más antiguas de Mesoamérica. Desde Monte Albán, podemos continuar hacia el noroeste del estado para alcanzar la región de Mixteca. Allí se encuentra una singular sucesión de templos católicos colosales, los más grandes templos dominicos del orbe cristiano. Son enormes aunque no llegaron a completarse, porque el papa Sixto V les pidió contención. Quedan ejemplos de aquellos maravillosos excesos en localidades como Yanhuitlán o Coixtlahuaca.
Otra ruta, sería la que nos llevaría, al este de la capital, por los Valles Centrales. Nos encontraríamos primero, a 11 kilómetros de la capital, con el pueblecito de Santa María del Tule, donde se encuentra el árbol considerado el ser vivo más antiguo del planeta, una enorme sabina mexicana que tiene más de 2000 años de antigüedad. Luego, la ruta nos conduciría hasta Mitla, una antigua ciudad mixteca y zapoteca, que ha conservado parte de sus mosaicos. Y nos quedaría una tercera ruta, al sur del estado: por las playas y las bahías de Huatulco. Nueve preciosas bahías. Son el centro turístico de una costa que se extiende, por el oeste, hacia el vecino estado de Guerrero, por lugares muy atractivos para los buscadores de olas como Puerto Escondido o Puerto Ángel, y por el otro lado, por el este, hacia el istmo de Tehuantepec, una estrecha franja de tierra entre el Golfo de México y el Océano Pacífico, el lugar de los mapas donde termina América del Norte y comienza América Central.