La fractura de cadera afecta a personas de edad avanzada, muchas de ellas mayores de 80 años, presenta una elevada morbimortalidad y está relacionada con la osteoporosis, por lo que se considera crucial incidir en la prevención del deterioro óseo y de las caídas que la provocan.
No obstante, diversas investigaciones han llegado a la conclusión de que el riesgo de complicaciones se reduce si el paciente es operado dentro de las primeras 48 horas desde el momento de la caída. Este margen temporal se considera de referencia a la hora de evaluar la eficiencia de un centro sanitario en relación con la seguridad del paciente, ya que la repercusión de la rapidez a la hora de intervenir sobre la salud de la persona afectada es máxima.
Un estudio publicado en noviembre de 2017 en el Journal of the American Medical Association y liderado por Daniel Pincus, evaluó datos de más de 42.000 personas tratadas por fracturas de cadera en 72 hospitales de Ontario entre abril de 2009 y marzo de 2014, concluyendo que intervenir en las primeras 24 horas reduce el 21% la mortalidad a 30 días, el 82% las posibilidades de sufrir una trombosis venosa profunda tras la operación, el 61% el riesgo de infarto y el 49% el riesgo de embolia pulmonar.
En España, con la excepción de algunos hospitales públicos concretos, solamente la sanidad privada como conjunto cuantifica el porcentaje de cirugías de prótesis de cadera que se realizan en las primeras 48 horas, tal y como refleja el Estudio RESA (Resultados en Salud), que publica la Fundación IDIS y que, en la edición de 2017, analizaba la actividad asistencial de 148 hospitales en el año 2016. Durante ese periodo, el 86,7% de las 5.275 intervenciones de cadera estudiadas se produjeron dentro de ese estrecho margen de seguridad de dos días.