EN BUENAS MANOS

El cerebro del deportista

“La buena organización neurofuncional en el comportamiento motor, capaz de actuar en milisegundos, no cometer errores y acertar en la diana, es básica para el rendimiento deportivo”, señaló el profesor Ortiz. No olvidemos que un retraso en décimas de segundo puede conllevar un fracaso en acertar la diana “Por este motivo son importantes no solo los procesos motores sino también los perceptivos, responsables de la mayor parte de todo el proceso”, afirmó el especialista.

ondacero.es

Madrid | 08.06.2018 12:33

Como les contaba la semana pasada por primera vez la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) acogió una jornada sobre medicina del deporte para abordar sus últimos avances científicos.

Desde un enfoque psicológico el 90% del rendimiento deportivo está en la mente. Sin embargo desde el enfoque neurocientífico, el rendimiento de élite está asociado con un buen funcionamiento cerebral perceptivo-motor en función de la disciplina deportiva. Así lo puso de manifiesto el Profesor Tomás Ortiz, Catedrático de Psiquiatría y Anatomía patológica de la Universidad Complutense.

“La buena organización neurofuncional en el comportamiento motor, capaz de actuar en milisegundos, no cometer errores y acertar en la diana, es básica para el rendimiento deportivo”, señaló el profesor Ortiz. No olvidemos que un retraso en décimas de segundo puede conllevar un fracaso en acertar la diana “Por este motivo son importantes no solo los procesos motores sino también los perceptivos, responsables de la mayor parte de todo el proceso”, afirmó el especialista.

Según el experto el entrenamiento individualizado por áreas cerebrales mejorará el resultado motriz final. Cuatro grandes áreas son básicas en este proceso: cerebelo, amígdala, áreas occipito- parietales y las áreas frontales. El cerebelo es el que más se beneficia del entrenamiento motor (se habla de 10.000 horas de práctica para una ejecución óptima). Tal y como explica el Profesor Ortiz, envía señales que ordenan a los músculos lo que tienen que hacer, es el responsable de la secuencia y precisión de los movimientos y se encarga de regular el movimiento, equilibrio y la postura. El equilibrio es muy importante en el deporte porque favorece el estado de alerta o ‘arousal’, suministrador del tono atencional, dependiente de la integridad del sistema reticular mesencefálico y activa de forma muy eficiente el cerebelo”, afirma Ortiz.

El cerebelo es capaz de aprender y después aplicar las funciones básicas adquiridas para desarrollar transformaciones sensoriomotoras. El equilibrio favorece una mejora de la integración de las estructuras corporales y deja tiempo para otras funciones cognitivas. Además proporciona una gran capacidad de anticipar resultados de las acciones, tiempo y secuenciado de nuestros movimientos, Benjamin Libet dice que la actividad neuronal para iniciar una acción se produce 250 milisegundos antes de que el córtex cerebral cognitivo haya tomado la decisión de llevar a cabo dicha acción.

Actúa como un comparador que compensa errores de movimiento, se retroalimenta con el entrenamiento motor. Es muy importante en el aprendizaje motor (memoria motriz) necesario para poder llevar a cabo procesos motores rápidos y sin errores.

De las emociones es la responsable la amígdala. En esta área, uno de los problemas del deportista es la ansiedad ejecutora, ya que aumenta respuestas corporales (parpadeo, sudoración, alteración ritmo cardíaco, tensión muscular). Además se asocia al aumento de pensamientos negativos, miedo al fracaso y falta de concentración. “El deportista tiene que pasar en segundos de la excitación a la relajación, concentración y el control de las emociones”, indica el profesor Ortiz.

Las emociones tienen dos caminos; el rápido y el lento. Un primer circuito se activa de forma automática e inconsciente, lo cual a veces solo permite un control voluntario limitado sobre su funcionamiento. El segundo permite una elaboración cognitiva en la que la amígdala envía información al córtex orbitofrontal y otras estructuras corticales. El entrenamiento adecuado de estos dos circuitos neuronales, rápido y lento, de las emociones permitirá al deportista mejorar su rendimiento y sobre todo eliminará mucho ruido corporal negativo que condiciona, sin duda alguna, la respuesta motora, aumentando los errores, disminuyendo la precisión y la velocidad en la misma. Seguro.