El Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona ha emitido una advertencia sobre el aumento continuo de la presencia de medusas en las playas españolas, incluyendo algunas especies invasoras como la carabela portuguesa (Physalia physalis). En respuesta a esta proliferación, el ICM-CSIC ha publicado un protocolo que ofrece pautas para actuar en caso de picadura de medusa.
El protocolo incluye recomendaciones básicas, como eliminar los restos de medusa sin frotar y lavar la zona afectada con abundante agua salada. Además, identifica algunas de las especies más comunes que se encuentran en el litoral español, como 'Pelagia noctiluca', 'Rhizostoma pulmo' o 'Cotylorhiza tuberculata', entre otras. El aspecto flotante y atractivo de la carabela portuguesa puede llevar a la gente a acercarse, pero es importante mantenerse alejado, ya que su picadura puede ser extremadamente dolorosa e incluso mortal en casos raros.
Cuando la carabela portuguesa entra en contacto con la piel, libera células urticantes llenas de veneno, lo que causa una reacción en la piel similar a una quemadura.
En general, las recomendaciones comunes para todas las especies de medusas son quitar los restos de medusa sin frotar, lavar la zona afectada con agua de mar, aplicar agua con bicarbonato, y utilizar hielo seco en intervalos. En caso de persistir el dolor, se aconseja consultar a un médico.
La guía enfatiza en la importancia de evitar prácticas que puedan empeorar la condición del afectado, como el uso de agua dulce, amoníaco, alcohol o vendajes a presión. En la página web del Proyecto MEDUSA, también se ofrecen materiales para identificar las medusas más comunes del Mediterráneo y especies invasoras, como la carabela portuguesa.
El aumento de medusas en las playas ha sido una tendencia en los últimos años, con impactos en la salud de las personas, el medio ambiente marino, la pesca y el turismo. En Cataluña, las picaduras de medusas han aumentado y representan entre el 40% y el 80% de las incidencias totales en las playas durante los meses de verano, afectando a un número aproximado de 15.000 a 20.000 personas. Además, es probable que esta cifra sea aún mayor si se contabilizan las personas que acuden directamente a centros hospitalarios por picaduras de medusas.