Un hombre se enfrentará a partir del lunes próximo en la Audiencia de Zaragoza a una condena de 4 años y 6 meses de prisión por las lesiones causadas a un compañero de piso que le ofreció 200 euros a cambio de amputarle el pene, una cantidad que se comprometió a aumentar hasta los 2.500 en función de las visualizaciones que tuviera el hecho en las redes sociales.
Los hechos tuvieron lugar en la capital aragonesa la tarde del 8 de marzo de 2019, unas horas después de que el procesado, Aaron B.M., y la víctima, Andrew S.B., acordaran llevar a cabo la grabación en vídeo de la operación de amputación.
La víctima padecía un trastorno psiquíatrico
En su escrito provisional de calificación de los hechos, el ministerio público destaca que la víctima sufría un trastorno psiquiátrico derivado de su convicción de que su sexo masculino no correspondía a su identidad real de género.
A últimas horas de la tarde de ese día, siempre según el relato de la fiscalía, la víctima se sentó en una silla de su habitación y se anudó la base del pene con una cuerda antes de que el acusado se lo seccionase con un cuchillo de unos 30 centímetros de hoja que no llegó a ser localizado por los investigadores.
Tras la amputación, la víctima salió a la calle y se dirigió a un cajero automático próximo para extraer el dinero pactado, dejando un reguero de sangre que llevó a unos testigos a solicitar la presencia de la policía local.
Los agentes desplazados a la zona siguieron el reguero de sangre hasta el domicilio, donde el acusado les hizo entrega del pene seccionado, que había arrojado a una bolsa de basura antes de
limpiar el escenario del hecho. El fiscal destaca en su escrito que el acusado sufrió lesiones graves que requirieron de tratamiento quirúrgico para la reimplantación del pene, así como 21 días de hospitalización.
Tras la detención del presunto autor de las lesiones, que estuvo en prisión provisional desde el día de los hechos hasta el 12 de julio de 2019, la víctima renunció a ser indemnizado por los hechos sufridos.
El ministerio fiscal tipifica los hechos como un presunto delito de lesiones con la agravante de reincidencia, al acumular el acusado dos condenas previas por delitos de violencia de género, lesiones y maltrato familiar. Por su parte, el letrado de la defensa solicita en su escrito provisional de calificación la absolución de su cliente al entender que no fue responsable del hecho imputado.