Es lo que ha demostrado este estudio realizado por la universidad de Portsmought en EEUU, es que los perros tienen una musculatura especial alrededor de los ojos que le permiten levantar las cejas por un lado y abatirlas por otro. Este movimiento da un aspecto de tristeza como de pena y es el que han utilizado los perros para influir sobre los humanos.
El estudio analizó los cadáveres fosilizados de seis razas de perros y de lobos y se dieron cuenta que los lobos no tienen estos músculos en los ojos, es decir no pueden poner cara de pena, pero los perros sí, a excepción de una raza, los huskys siberianos tampoco tienen esta habilidad.
Conclusión, pues que cuando perros y lobos se separaron evolutivamente hace unos 33.000 años, los perros comenzaron a desarrollar estos cambios en sus ojos, para hacerlos más humanos y así poder influir sobre nosotros. Los lobos y los huskis no han tenido necesidad así que no ha habido adaptación.